domingo, 17 de julio de 2016

Mi esperanza entre las nubes

Hoy me has hecho daño, aunque no te dieras cuenta de que los trozos de cristal que se estrellaban contra el suelo eran pedazos de mi corazón destartalado por tu verdad disparada a bocajarro. No quiero volver a verte, mucho menos hablar contigo, pero sé que lo haré en cuanto mi orgullosa determinación mire hacia otro lado. A veces es tan difícil no arrastrarse por el fango... No me arrepiento. Siempre he conocido las consecuencias de mis actos, el riesgo de caer si doy el salto, el peligro de morir aplastada por el peso de lo que quise, pero nunca me atreví a hacer. Tranquilo. No dejaré que mis demonios reaviven las brasas de tus miedos. Sólo quiero poder seguir durmiendo, soñar un final distinto al que ambos elegimos, caminar despacio por el borde del precipicio, contemplar con calma el fondo, aunque el vértigo se apodere de mis piernas cada vez que alzo la vista. Pero hoy no puedo, porque el globo de helio se suelta poco a poco de mi muñeca y yo no quiero perder mi esperanza entre las nubes.

domingo, 10 de julio de 2016

Apocalipsis (V)

Me equivoqué. Otra vez. O, quizá, no. Tal vez seas tú el que no acierta a comprender el sentido del camino, el Norte del deseo, el imán que te empuja y te detiene. Yo también pienso que el mundo se hunde a cada paso que no damos, a cada verdad que amordazamos, a cada secreto que no revelamos; pero continúo quieta, callada, encriptada y rezo para que corran los cobardes, para que hablen las lenguas que cortaron los tiranos, para que se descubran los misterios que yacen en las tumbas. Me miras, deseando, a la vez, que el apocalipsis estalle y no estalle en nuestras manos, pero el sol vuelve a alumbrar tras la tiniebla y, aún así, las sombras que oscurecen nuestros sueños continúan ahogando nuestro escéptico corazón de plastilina. Abrázame fuerte, como aquella vez en que se suponía que era yo quien te abrazaba. Son tantos los demonios y tan pocos los exorcismos capaces de expulsarlos...

jueves, 7 de julio de 2016

Cataclismos (IX)

Algún día todo esto explotará y ni tú ni yo sabremos cómo limpiar los pedazos de corazón de las paredes.