jueves, 29 de julio de 2010

París

Sé que no te encontraré en París, pero me largo de aquí. El Sena ensuciará mis manos circuncidadas con sus aguas contaminadas con todos los desechos arrojados por los turistas más afrancesados. Sonará el acordeón y también la armónica de las boinas más bohemias y la vida será rosa como la superficie más superficial de cualquier canción de la gigantesca Piaf. Cenaré sola en el bistró más caro que pueda encontrar y dormiré en el banco más barato del parque más inseguro con el que me pueda tropezar, echándole un pulso a mi suerte más esquiva, ésa que te alejó de mí, ésa que me apartó de ti. Y desayunaré cruasanes untados con mantequilla recién sacada del frigorífico, mientras miro los escaparates de las boutiques más chics y veo a los caniches más VIP miccionar en la primera farola que se interpone en su camino. Sí, no le encuentro sentido a París, pero me toca fingir que estarás por allí.

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