Blog en el que buceo en universos paralelos distantes y distintos encerrados en el centro de un protón del núcleo del átomo de mi existencia.
lunes, 30 de mayo de 2011
miércoles, 25 de mayo de 2011
martes, 24 de mayo de 2011
El infierno del olvido
Olvidarte fue un infierno, pero finalmente conseguí salir incólume de entre las llamas llameantes. Creo que, por fin, te he olvidado sin olvidarte, te he borrado sin limpiarte, te he archivado sin foliarte. Ya no te veo en cualquier parte, ni salgo de noche medio desnuda para buscarte. Ya no recuerdo ni tus escasas virtudes ni tus múltiples defectos. Sólo una bruma amorfa se asocia a las desvaídas letras de tu nombre. Sólo una sombra esquiva me ronda en las noches más frías, expectante e inquietante, pendiente de su definitiva sentencia de muerte. Olvidarte fue un infierno, pero me hizo más fuerte. Sobrevivir a ti fue posible desde que empecé a creer en mí. Y ahora que nuestras miradas ya no se cruzan con estúpidas escusas, sino que buscan otros ojos más ingenuos y algo tiernos, me pregunto si alguna vez existió un universo paralelo en el que tú y yo lucháramos por nuestro amor, en el que uno fuera mejor que dos, en el que hubiera una razón para prolongar esta insoportable combustión.
lunes, 23 de mayo de 2011
martes, 17 de mayo de 2011
Helio
El globo se empequeñece cada día un poco más, a medida que el helio se fuga de su interior. Ya no vuela, sino que yace pegado al suelo, agonizante, esperando el día en que sólo sea un pedazo de plástico sin sentido ni razón alguna para no ser arrojado a la basura. Supongo que lo mismo ocurre con tu amor por mí. Se empequeñece cada día un poco más, a medida que fallecen las hormonas que provocaron su nacimiento. Ya no vuela, sino que yace pegado al suelo del tedio y la rutina, agonizante, esperando el día en que sólo sea una chispa sin sentido ni razón alguna para no ser apagada definitivamente entre las yemas de tus dedos gordo e índice. O puede que yo sea el helio que se escapa de tu interior, vaciándote, impidiéndote volar, anclándote al suelo, agonizante, esperando el día en que sólo seas uno más de los miles de autómatas que pueblan esta impersonal ciudad. Nadie especial, tan sólo un hombre gris más, de ésos contra los que luchaba Momo. Un trozo de carne sin sentido ni razón alguna para no ser arrojado a la basura. Pero, ¿cómo se impide que el helio ascienda hasta las nubes?
Mi cita del día
"Ah lector
aprenderás a mojar las aguas
con tus cejas de carcajada
o con un poco de lluvia.
Se ajetrean
los buscadores de perlas
todos ellos veteranos de guerra
vestidos desvestidos
por la compañía naviera".
Pedro Casariego Córdoba
aprenderás a mojar las aguas
con tus cejas de carcajada
o con un poco de lluvia.
Se ajetrean
los buscadores de perlas
todos ellos veteranos de guerra
vestidos desvestidos
por la compañía naviera".
Pedro Casariego Córdoba
lunes, 16 de mayo de 2011
Sudor
Sudor. Sudor que sala la piel y engrasa el pelo. Sudor mezclado con saliva y con otros fluidos corporales políticamente incorrectos. Sudor de invierno bajo el edredón. Sudor de primavera desgastando el colchón. Sudor de verano bajo la ducha. Sudor de otoño deshojando árboles de hoja caduca. Sudor de un adiós sin reconciliación. Sudor de una recaída arrepentida. Sudor de manos desbocando el corazón. Sudor de recuerdos X en la habitación. Sudor de la tensión de no volver a mezclar el ardor de tu sudor con el amargor de mi sudor.
lunes, 9 de mayo de 2011
domingo, 8 de mayo de 2011
La bomba
Hay algo dentro de mi cabeza que no va bien: una pieza que no encaja, un tornillo suelto, mil neuronas fallecidas y un aneurisma a punto de reventar. Tú lo sabes y te fascina y te sientas tranquilamente a esperar que los engranajes salten por los aires, que mi cerebro explote en mil pedazos, que mi locura salpique al mundo. Pero ¿y si nada de esto llegara a ocurrir? ¿Y si las manecillas de mi reloj interno continuaran avanzando, por muy equivocada que estuviera su hora? ¿Y si la bomba no explotara? ¿Y si tú no te quemaras? Te ríes. Lo sé. Es cierto. No me contemplas con la esperanza de presenciar mi final y el de toda la humanidad. Sólo quieres tratar de comprender el perfecto funcionamiento de un diseño completamente imperfecto, admirar el milagro de una maquinaria escacharrada avanzando en busca de la nada, cortarte con el metal de mis palabras más afiladas.
martes, 3 de mayo de 2011
La noche y el coche
Cae la noche en el coche. Sombras agazapadas en el asiento de atrás, dispuestas a devorar los cuerpos estáticos que conducen en piloto automático hasta la ciudad-dormitorio más próxima. Primera salida de la autopista. Leve toque del freno. La sexta se convierte en quinta y luego en cuarta y luego en tercera. Miradas ansiosas de más oscuridad zambulléndose en la negrura de una carretera nacional. Te perderás antes de llegar. Poco importa. Sólo querías avanzar tres metros más. Parada técnica. Mano derecha de conductor que aferra muslo izquierdo de copiloto. Minifalda arremangada. Protesta silenciada. Pierna derecha de copiloto que salta sobre la palanca de cambios para colocarse sobre el asiento del conductor. Muslos de copiloto que aprisionan piernas de conductor. Minifalda arremangada. Palidez convertida en grana. Bocas asustadas. Presión intensificada. Manos de copiloto abriendo las compuertas del piloto. Cae la noche en el coche y el vaho empaña la noche y el coche.
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