Quema el tiempo que nos queda. Préndele fuego y míralo arder. Esparce las cenizas del ayer. Vomita los segundos que guardaste para cuando ya no hubiera nada que mereciera la pena conservar. Acaba con todo. Destrúyelo. Pulverízalo. Y cruza los dedos. Tal vez el Ave Fénix sea real. Tal vez seamos capaces de resucitar. Tal vez aún quede algo que salvar.
2 comentarios:
guau!! simple y sencillamente padrisimi! impresionante! me late muchisimo como escribes, de donde sacas tanta inspiracion??
definitivamente me gusta tu blog
Muchas gracias. La inspiración va y viene, como todo en esta vida. ;)
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