domingo, 5 de febrero de 2012

Sin cuello

Me jugué el cuello por ti y lo perdí. Ahora mi cabeza y mi cuerpo carecen de nexo de unión y mi cerebro trata de encontrar explicación al insoluble misterio de que aún haya vida en mi interior. Se autodestruyó el amor antes de que saliera el sol. Podría haber sido peor. También mejor. La puñalada a traición. Un beso conservado en formol. Seis días esperando en el andén de la estación. Nadie apareció. La fe convertida en decepción. Ni siquiera hubo adiós. Sólo un presentimiento tras el esternón. Me muero de dolor. Me quedo sin voz. Puede que, después de todo, no haya vida en mi interior.

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