martes, 14 de septiembre de 2021

Tiene que ser aquí

Hablo de ti. Todo el rato. Pero nunca digo la verdad, porque la verdad ya la destripó Maggie: "Pienso en ti todos los días y no lo sabe nadie". Así que cuento historias, ficciones sin auténtica base real, antifaces para nublar la nitidez de la ausencia. Puntos suspensivos. Muchos puntos suspensivos. Hoy he naufragado en tu orfanato temporal. ¿Estás aquí o ya has descubierto que no hay continente capaz de evitar el desbordamiento de tu pena? Odio los cielos azules, sin asomo de nubes. Puede que me recuerden aquel día de aciaga memoria o que, simplemente, no sea una mujer monocromática. Te imagino de mal humor, contrariado por todo aquello que le sale bien a otras personas, nunca a ti, iracundo por el algodón que Dios no se molestó en sembrar sobre la bóveda celeste que deslumbra tus ojos de asfalto. Tengo miedo, auténtico pavor a no volver a encontrar otro corazón que me resulte tan transparente como el tuyo, pero lo cierto es que siempre hubo notas que no supe descifrar en el pentagrama de tus pestañas. Son esos minúsculos misterios los que me atan a ti, el hilo rojo que no logro cercenar entre mis dientes, el origen de la espuma enrabietada que escupen las comisuras de mis labios. Soy prisionera de un enigma, rehén de todo aquello que durante tanto tiempo nos esforzamos en negar. No estoy aquí por casualidad, pero tú sí. Tú nunca escogiste este lugar, igual que yo nunca elegí tu pecho como almohada. Ambos somos víctimas de los caprichos de los dioses retratados por Homero, pero nos empeñamos en disfrazar de libre albedrío todas las decisiones inducidas que, primero, unieron y, luego, separaron nuestros cuerpos. Y no habrá ferry que preste sus oídos a la confesión de nuestros más recónditos desvelos; pero este mar, primo lejano de aquel otro que fue testigo del preludio del final, este mar lo sabe todo, especialmente aquello que tú y yo nos concentramos en ignorar.

lunes, 13 de septiembre de 2021

Este mar

Este mar sabe cosas de mí que los seres humanos ni siquiera intuyen; porque este mar ha compartido mis mareas, penetrado en mis heridas, salinizado mi sangre y centrifugado mis lágrimas. Este mar está dentro de mí y yo dentro de él. Este mar conoce de memoria cada uno de mis miedos e inseguridades, no sólo los que han sobrevivido a todos mis naufragios, sino también aquéllos que logré ahogar en mitad de alguna de las más fieras de mis tormentas. Este mar desveló mis sueños más adolescentes y también vislumbró los que regirían mis insomnios adultos; pero, sobre todo, este mar fue barbitúrico de mis pesadillas más cruentas. Este mar te dibujó desde el principio en la espuma de sus olas, pero yo no quise creer su profecía, ni siquiera cuando ambos inventábamos tiburones sobre la madera carcomida por el vaivén de sus caprichos. Este mar me dijo "Ya te lo advertí", cuando regresé a sus orillas años después de haberte perdido para siempre y también "Volverás a mí, por más que intentes eludirme. Hasta entonces, mis gaviotas continuarán graznando tus desastres en oídos que ni quieren ni comprenden". Este mar es mío y yo suya, porque ambos surgimos del mismo abismo y a él regresamos las noches de luna llena, cuando la oscuridad resplandece en sus pupilas y mis licantrópicos párpados tiemblan de deseo enfebrecido. Este mar, ahíto de piedras, conoce mi destino. Yo le pregunto y él tartamudea futuros, que yo no me atrevo a convertir en realidad; pero he visto reflejadas en su superficie certezas que también están escritas en las estrellas. A veces, las niego. Otras, las muerdo. Este mar ríe. Este mar llora. El muelle cruje. Mi corazón ruge. Este mar siempre vuelve, por más que yo trate de marcharme.