Ayer, una amiga me dijo que hacía un año que había tenido lugar un hecho muy importante en su vida y yo empecé a echar cuentas y me sorprendí al descubrir que no sabía la fecha en que había tenido lugar uno de los grandes cambios de mi vida. Así que le pregunté por ese día olvidado y ella me respondió rápidamente y sin dudar que se trataba del 16 de julio, fecha muy señalada para mí por motivos familiares. Aunque, en realidad, no fue una cuestión de olvido; sino que, para mí, fueron otras dos las fechas que marcaron el cambio. No obstante, aunque esos dos días los recuerdo perfectamente, en cuanto me metí en la cama me di cuenta de que cuando tuvieron lugar los aniversarios de esos dos acontecimientos no fui consciente de ello. Y, enseguida, empecé a pensar qué había hecho en esas dos fechas y me sorprendí enormemente al comprobar que también este año habían sido días sumamente especiales para mí.
Efectivamente, el 26 de marzo de 2009, justo un año después de ese, al mismo tiempo, fantástico y terrible 26 de marzo de 2008, me vi obligada a escoger entre un concierto de Love of Lesbian en la Joy Eslava o un nuevo concierto de Zahara en el Búho Real. Cuando tomé la decisión no tenía ni idea de que la amiga de la que hablaba antes y otros amigos iban a ir al concierto de la Joy; pero, aunque me moría de ganas de ver a LOL en directo, me había perdido el concierto de Zahara en el Búho el 22 de diciembre por no estar en Madrid ese día y también me quedé sin ir al del 13 de febrero por estar agotadas las entradas, así que tenía mono de ella y de Búho y la decisión fue fácil. Y ese día escuché por primera vez en directo dos canciones que me habían cautivado desde la primera escucha no en directo, "Luciérnaga" y "En la habitación", esta última en su versión acústica, mucho más estremecedora que la versión que aparece en el disco, y el Búho volvió a inundarse de funerales, olor a mandarinas, Chicos Fabulosos y piruletas en forma de corazón y Zahara estuvo más emotiva que nunca y Alfonso tan gracioso como siempre y el universo de Zahara penetró en el mío y se fundió con él y todo volvió a ser mágico y perfecto. Y, aunque al día siguiente mis amigos no paraban de repetir que el concierto de Love of Lesbian había sido el espectáculo del mes, sé que el 26 de marzo de 2009 no estuve en el lugar equivocado.
El otro gran aniversario, mucho más importante para mí que el anterior, tuvo lugar el 13 de junio de 2009. Si el 13 de junio de 2008 fue un día repleto de emociones encontradas, de angustia y liberación, de esperanza e incertidumbre, de confianza e inseguridad, de nervios y alegría, el 13 de junio de 2009 se convirtió en una auténtica montaña rusa. Por la mañana bien temprano confirmé que por la tarde iría con una amiga al concierto de Vetusta Morla en el Lagarto Rock en Jaén. Unas horas más tarde, cuando fui a El Corte Inglés a comprar mi entrada, casi me da algo al enterarme de que estaban agotadas. No lo entendía. ¿Cómo podían haberse agotado? Con lo grande que es el Auditorio Municipal... Y mientras mi sufrido y acompañante padre trataba de animarme de camino a casa, yo no paraba de pensar que estas cosas me pasan por dejarlo todo siempre para última hora. En cuanto llegué llamé a mi amiga para decirle que yo no iba porque no tenía entrada y ella me quitó todas las penas en un segundo al decirme que ella tenía una entrada de sobra y, además, gratis, porque se la habían regalado. No obstante, unas horas después, volví a cagarme en todo cuando mi amiga llegó tarde a recogerme y mucho más cuando no encontrábamos aparcamiento al llegar a Jaén. Vetusta empezaban a tocar a las 20:45 h y a esa hora nosotros acabábamos de empezar a dar vueltas en búsqueda de aparcamiento. Los minutos transcurrían y no encontrábamos ni un mísero hueco. Yo intentaba calmar a mi mono interior diciéndole que, al fin y al cabo, la entrada me había salido gratis, así que no importaba si me perdía parte del concierto, pero mi primate interno no paraba de gritar que estas cosas pasan por llegar con la hora pegada al culo. Afortunadamente, el causante de todo nuestro retraso se ofreció muy gentilmente a seguir buscando aparcamiento mientras mi amiga y yo entrábamos al concierto. Más feliz que una perdiz me bajé del coche y me fui corriendo con mi amiga al Auditorio para encontrarnos con una cola kilométrica. Nuevamente, comencé a cagarme en todo lo cagable. Afortunadamete la cola iba deprisa y Vetusta empezaron tarde. Conseguimos entrar a las 21 h y a las 21:05 h comenzó el ansiado concierto. Y, entonces, me olvidé de todos mis cabreos del día al son de "Autocrítica" y floté de nuevo suspendida en metáforas imposibles y me enamoré de la nueva versión de "La marea" y vibré con los bidones de "La cuadratura del círculo" y vi anochecer mientras me empapaba de las nuevas y antiguas canciones de este grupo adictivo y me integré en la euforia colectiva del lololololololololalalalalalalala y soñé con el castillo iluminado en medio de una de las noches más tórridas de los últimos tiempos. Y mi mono interior se durmió plácidamente y tardó varios días en volver a despertar.
PD: Todo lo anterior, a diferencia de casi todo lo de este blog, sí es autobiográfico, de ahí que sea tan críptica. Hacedme caso, no merece la pena tratar de desentrañar el significado de lo escrito más arriba. Sólo aquellos que me conocen muy bien pueden saber a qué aniversarios me refiero.
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