- Acepté la evidencia de la derrota, bajé los brazos y precipité la victoria del contrario. Cuando no hay posibilidad alguna de ganar la guerra no tiene sentido continuar tiñendo de sangre el campo de batalla.
- Te equivocas. Morir luchando por aquello en lo que crees siempre es mejor que soportar la deshonra de los vencidos.
- Te equivocas tú. Un vivo siempre puede volver a empuñar la espada que le permita acabar con quien le humilló. Un muerto no tiene más remedio que posponer su venganza hasta que la de negro alcance también a su verdugo.
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