Como me gusta llevar la contraria, cuando todo el mundo despotricaba del cine español, yo lo defendía y, ahora que todo el mundo se empeña en ensalzarlo y promocionarlo, yo reniego del mismo. De hecho, el año pasado huí del cine patrio como de la peste, actitud a la que en gran medida contribuyó el visionado de varias de las películas que la 2 se esfuerza tanto en difundir, y sólo fui a ver "Ladrones", principalmente porque a mi hermana y, un poco a mí, por qué negarlo, nos pone Juan José Ballesta y como al cine uno va a entretenerse, qué mejor que recrearse la vista. Pero claro, me encontré con una gran película de la que no consigo entender por qué se ha hablado tan poco. Una película realista donde las haya, con el final perfecto, por ser el único posible al que conducía la historia contada.
El caso es que EEUU tiene muchas cosas, pero la capacidad de contar HISTORIAS no es uno de sus fuertes. No me entendáis mal, hay películas estadounidenses buenísimas y algunos de mis directores favoritos son de este país (Woody Allen y Clint Eastwood, sin ir más lejos), pero todavía no he descubierto ninguna película de la cuna del capitalismo en la que se cuente una HISTORIA de verdad, una de ésas que al principio no te interesa, pero que, sin embargo, te engancha. Algo así como Delibes, capaz de contar TODO sin contar NADA.
Pues bien, Siete mesas (de billar francés) cuenta HISTORIAS sin importancia, de ésas que ocurren todos los días, en todas las ciudades, en todo momento. Película llena de personajes REALES y magistralmente narrada, con actores capaces de hacerte olvidar que están actuando y una banda sonora perfecta. Supongo que no se llevará ningún Goya (El orfanato y Trece rosas se encargarán de ello)(¿por qué celebrar unos premios en los que ya se conoce de antemano a los ganadores?), pero, aunque sea injusto, porque no he visto las demás nominadas, yo se los daría todos.
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