Camino descalza por la vereda que conduce hasta tu casa.
Persigo sin tregua el sueño de una noche de verano.
Tu imagen clavada en mi retina.
Tu voz resonando en mis oídos.
Tu aliento rozando mi cuello.
Tus manos asidas a mi cintura.
TÚ, sólo TÚ, nada más que TÚ.
Y un gran vacío entre mis ensueños y la realidad.
Una enorme nada rellenando los huecos de mi memoria.
Te busco y no te encuentro.
Me revuelvo entre las sábanas intentando no despertar.
Pero Morfeo huye de mis brazos.
Y la fantasía se aleja de mi cabeza.
Quiero seguir soñando con la tórrida noche de aquel lejano verano.
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