Blog en el que buceo en universos paralelos distantes y distintos encerrados en el centro de un protón del núcleo del átomo de mi existencia.
martes, 13 de enero de 2009
César
Elisa siempre huye de las dificultades. Cuando las cosas se complican o se ponen feas comienza a correr cual ágil gacela cruzando la sabana africana a la velocidad del rayo para evitar caer en las fauces del león que la persigue. Por supuesto, César no sabe nada de esto; pero, de una forma u otra, lo intuye. Hace tres días que Elisa no aparece por la facultad y César comienza a pensar que su desaparición puede no ser pasajera. Las clases se hacen eternas sin poder contemplar a esa nórdica diosa atrapada en el cuerpo de una rara avis que no acaba de abandonar una adolescencia femeninamente poco desarrollada. Y por muy imbécil que se sienta, César no puede desclavar su mirada del pupitre sin papeles y de la silla vacía que focalizan su atención desde hace más de cuatro meses. Echa de menos ver cómo Elisa copia apuntes sin parar o atiende aplicadamente a sus profesores preferidos; pero, sobre todo, echa de menos sus dibujos a medio terminar, empezados para matar el aburrimiento provocado por el insoportable parloteo de algunos profesores, y sus miradas perdidas en el infinito de un universo paralelo que nadie más es capaz de vislumbrar. Necesita seguir estudiando la forma de sus ínfimos pechos y adivinar la oculta motivación de cada uno de sus mínimos gestos. Pero ella no está y él se quiere morir al darse cuenta de que está irremediablemente enamorado de alguien a quien no conoce, pero a quien adivina perfectamente; de alguien que no pertenece a su mundo, pero que constituye el centro de su galaxia; de alguien con quien nunca ha hablado, pero a quien dirige más del noventa por ciento de sus pensamientos.
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2 comentarios:
Me temo que en nuestra juventud, hemos confundido esa belleza y ese deseao con amor...pero igualmente se pasa fatal.
Un saludo
Pues sí, César no está enamorado, solamente enamoriscado, que es muy distinto; pero como los síntomas son muy parecidos y el resultado es prácticamente el mismo, él lo llama AMOR.
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