sábado, 3 de enero de 2009

Elisa

Elisa se quiere morir. O, quizá, se está muriendo. No sabe muy bien cuál de estas opciones se ajusta más a la realidad. Se ha levantado con la nariz convertida en una fábrica a destajo de viscosos y verdes mocos, un dolor persistente que amenaza con taladrarle la garganta, una jaqueca resistente a altas dosis de ibuprofeno y una fiebre que ralentiza sus capacidades mentales y tan pronto le provoca escalofríos como sofocos. Al principio, ni siquiera podía moverse de la cama: simplemente carecía de fuerzas para ello. A media mañana, después de haberse rendido a la evidencia de que ni siquiera iría a la última hora de clase, en un esfuerzo hercúleo, logró arrastrarse hasta el cuarto de baño y proveerse de las drogas necesarias para sobrevivir unas horas más. Atontada, congestionada, destemplada, débil, cerúlea, confusa, desorientada, mareada, temblorosa, inapetente, con una bola de mocos obstruyendo su garganta e impidiéndole tragar cualquier alimento sólido y un malestar generalizado que dificulta un adecuado y ansiado descanso; Elisa lleva todo el día refugiada bajo la cálida y mullida protección de su edredón nórdico. No puede moverse y tampoco tiene gran interés en hacerlo. Ya irá al médico mañana. O pasado mañana. O quizá haya suerte y se cure sin necesidad de acudir a ningún matasanos. Siente perderse las clases, pero una moribunda como ella no puede desplazarse hasta la facultad sin perecer en el intento. Y es que Elisa, como no está acostumbrada a estar mala, en cuanto contrae cualquier nimia enfermedad siempre piensa que se halla al borde de la muerte. No soporta el dolor ni la inmovilidad asociada a cualquier tipo de enfermedad. Su impaciencia consustancial le impide concebir la idea de permanecer postrada en cama una semana entera. Ni siquiera tiene fuerzas para llegar hasta el sofá y poner la tele. Tampoco le apetece verla. Le gustaría dormir eternamente, pero lo más que consigue es conciliar un sueño ligero poblado de pesadillas hiladas con las hebras de sus más recónditos temores.

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