jueves, 3 de septiembre de 2009

Aqua

El mar se llevó lo que el viento nos dejó y sus olas lavaron y centrifugaron las heridas que nunca dejaron de sangrar.

La marea roja ató un nudo gordiano en el centro de mis tripas y el bamboleo de la balsa de la Medusa provocó el vómito inesperado de todas tus desgracias y ninguna de mis ansias.

Y comienzan a emigrar las golondrinas.

Y no volverán las cigüeñas con cachorros humanos envueltos en papel de regalo.

Sólo quedan las hambrientas gaviotas, dispuestas a arrancarte el dedo corazón cuando les ofrezcas un pedazo del pastel nupcial.

Sirenas y tritones chapotean en el charco de tus ojos y yo comienzo a entender que Neptuno controla mis tempestades internas.

Las Náyades escapan de la fuente de mis lágrimas e intentan conquistar el fuego de tu entrepierna.

Un humo negro señaliza el lugar en el que se intentó sofocar el incendio incontrolado, pero ya no quedan restos cenicientos de la combustión espontánea.

La madre de Bambi desaparece entre los árboles calcinados y los niños fingen no oír el mortífero disparo.

¿Cuánto falta para que acabe la función?

Sólo dos microsegundos burbujeantes y una vida de vapor de lluvia.

1 comentario:

NOVA dijo...

Esos microsegundos burbujeantes son los que nos ayudan a soportar la vaporosa VIDA.

NOVA