Se me escapa el sonido del silencio al escuchar tu voz trazada sin compás.
Me quedo rota por dentro al ser golpeada por el boomerang de tus miradas lanzadas sin piedad.
Agujeros negros colocados en medio de la gran ciudad que, por mucho que lo intento, no consigo evitar.
Se extravió mi centro de gravedad y ahora me escurro en el cristal.
Creo que nunca se me dio bien esperar y que por eso me marché sin intentarte besar.
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