lunes, 18 de enero de 2010

Viento contaminado

Tengo los labios cortados y el corazón deshilachado en mil jirones rasgados por unas puntiagudas uñas postizas manchadas de rosa furcia.

Se me colapsó el pulmón izquierdo al inhalar una bocanada de aire contaminado y ahora sé que no volveré a reír si me alejo de ti.

Se me hace extraño repetir que no logro conseguir olvidarme de ese abril.

No hay arena dorada que pueda sepultar mi amor pueril, ni agua salada que logre ahogar mi pena añil.

Se multiplica por mil mi dolor febril y mi pena sin fin.

El dolor en mi costado amenaza con reventar mis sentimientos enlosados bajo toneladas de cristal y mi tirantez labial acabará quebrando las palabras que nunca quise pronunciar.

Se oye ruido en el portal y toses sin cortar.

Pediré un café a medias y destilaré el alquitrán de la taza sin estrenar.

Y cuando aprenda a leer tu estela sepulcral sabré cómo actuar para arrinconarte sin piedad entre las cuatro paredes de tu desván.

No intentes escapar del abrazo fraternal y ríndete a mi acoso frontal.

Ya no existen dioses a los que invocar ni eximentes que recitar.

Sólo quiero introducirme en el ojal de tu trampa mortal.

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