No quiero escribir. Tengo miedo de que se me escape la verdad que araña las paredes de mi estómago hasta hacerme vomitar. Hay cosas que no entiendo. Cuando las comprendo, miento. Esta lengua que no calla es manca. Por eso no logra asir ninguna de las frases que mi mente no para de repetir. Lo siento. No puedo ir a París. Si contemplo el Sena, sólo querré ahogarme en ti.
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