viernes, 23 de enero de 2009

El deshielo

- Quiero que llegue el invierno.

- Pero si empezó el 21 de diciembre...

- Pues entonces que llegue el deshielo.

martes, 20 de enero de 2009

Sed

Sed. Sed de palabras. Sed de viento. Sed de historias. Sed de intrigas. Sed de risas musicales. Sed de miradas incandescentes. Sed de viajes olvidados. Sed de mar. Sed de arena. Sed de nieve. Sed de hierba. Sed de secretos compartidos. Sed de verdades susurradas. Sed de sueños imposibles. Sed de rincones inexplorados. Sed de jardines laberínticos. Sed de silencios ominosos. Sed de lluvia torrencial. Sed de granizo destructor. Sed de huracanes implacables. Sed de tormentas borrascosas. Sed de prohibiciones transgredidas. Sed de canciones azules. Sed de bailes reprimidos. Sed de rosas con espinas. Sed de principitos solitarios. Sed de zorros astutos. Sed de serpientes venenosas. Sed de idiotas incorregibles. Sed de bocetos a carboncillo. Sed de fotos veladas. Sed de cuadros surrealistas. Sed de baladas deprimentes. Sed de himnos no compuestos. Sed de melodías ahogadas. Sed de notas sostenidas. Sed de gritos interminables. Sed de abrazos estranguladores. Sed de equilibrios en la cuerda floja. Sed de piedras en el camino. Sed de chinas en mis zapatos. Sed de carreras en las medias. Sed de rozaduras sangrantes. Sed de escritura automática. Sed de agujetas en el cerebro. Sed de combustiones espontáneas. Sed de calores menopáusicos. Sed de escalofríos polares. Sed de calambres en las piernas. Sed de amores infinitos. Sed de amistades eternas. Sed de vueltas al mundo en ochenta días. Sed de guitarras desenchufadas. Sed de tambores destemplados. Sed de violines desafinados. Sed de trompetas oxidadas. Sed de voces aguardentosas. Sed de cosquillas en el ombligo. Sed de punzadas en el corazón. Sed de ti. O de la idea de ti.

lunes, 19 de enero de 2009

Sol de otoño

Blindness

Y si no quieres ver la realidad, cierra los ojos y aprieta fuerte, hasta que una cremallera invisible selle para siempre tus ventanas al mundo exterior, tu conexión con los demás, el hilo conductor de tu racional existencia.

Y camina a tientas, guiado tan sólo por tus cuatro sentidos restantes, avanzando por el método del ensayo y error, sin importarte lo que suceda alrededor, sin querer formar parte de un mundo gris que sólo te causó dolor.

domingo, 18 de enero de 2009

Un poco de baloncesto

Y, para terminar el día, un poco de baloncesto:

1- Que todos los madridistas apunten este día en sus agendas como el del resurgir del grandísimo Bullock. Su muñeca vuelve a estar engrasada y funciona como la seda, los bloqueos vuelven a funcionar y él vuelve a correr. Festival de puntos para el estadounidense y festival de los sentidos para los espectadores. El baloncesto convertido en poesía en movimiento. Y, encima, ante el Unicaja de Aíto. Si es que un grande sólo podía resucitar ante un grande.

2- Aunque nadie quiera verlo, yo tengo la impresión (o puede que la intuición) de que el Madrid juega mejor con Llull que sin él. Y quien no me crea que estudie el tercer cuarto del partido de hoy.

3- Plaza es un tío sabio y, además, tiene dos cojones: no sacar a la tortuga de Pepe Sánchez es lo más inteligente que puede hacer un entrenador de baloncesto, pero no todos tienen los huevos necesarios como para dejar el partido entero en el banquillo a uno de los nuevos fichajes del equipo.

4- Aíto me cae mal. No sé por qué. O puede que sí. No me gustan los engreídos, ni los creídos, ni los que se creen superiores a los demás, ni los déspotas, ni los que juegan sucio. Y, encima, le quitó el puesto a mi Pepu e intentó llevarse el mérito de una plata olímpica que se ganó a pesar de él. Así que disfruto como los marranillos cuando su equipo pierde y hoy me lo he pasado pipa.

Mi canción de la semana

Porque no he parado de escucharla desde que el lunes actuaron en Buenafuente. Porque me parece una versión cojonuda de una canción acojonante. Porque cada día que pasa me asombro más de la riqueza instrumental de este grupo. Porque sigo cautivada por la voz de Pucho. Porque se han convertido en uno de mis grupos fetiche.



PD: ¿Alguien sabe cómo conseguir la edición especial de "Un día en el mundo"? El sábado la rocé con la yema de mis dedos, pero la esperanza de conseguir tan preciada joya pronto se desvaneció como humo entre mis manos.

Absurda

Y, aunque tú no lo sepas, estaré aquí esperándote, en medio de ninguna parte, al otro lado del espejo, intentando salvaguardar mi cabeza del despótico ataque de la Reina de Corazones, reconociendo como normales los más absurdos comportamientos de animales parlantes y criaturas fabulosas, recitando poemas sin sentido, barajando naipes vivientes, pintando de rojo rosas blancas, en el País de las Maravillas, de la mano de Alicia, sin ser capaz de distinguir el sueño de la realidad, ni siquiera después de despertar.

jueves, 15 de enero de 2009

Stendhal

- ¿Rojo o negro?

- Mejor los dos. Rojo y negro. Sangre y noche. Pasión y pesimismo. Prohibido y oscuro. Stendhal en estado puro.

Mi canción del día

Porque "No digo lo que digo, hago lo que no hago, al revés, al revés, porque ser valiente no es sólo cuestión de suerte. A veces no soy yo, busco un disfraz mejor, bailando hasta el apagón. ¡Disculpad mi osadía!"



PD: ¿Los kamikaces son valientes o es sólo que tienen una visión distorsionada del peligro?

Perdida

Y cuando las migas de pan no basten para encontrar el camino a casa será mejor seguir el consejo de Alicia y quedarte sentada hasta que alguien te encuentre.

martes, 13 de enero de 2009

César

Elisa siempre huye de las dificultades. Cuando las cosas se complican o se ponen feas comienza a correr cual ágil gacela cruzando la sabana africana a la velocidad del rayo para evitar caer en las fauces del león que la persigue. Por supuesto, César no sabe nada de esto; pero, de una forma u otra, lo intuye. Hace tres días que Elisa no aparece por la facultad y César comienza a pensar que su desaparición puede no ser pasajera. Las clases se hacen eternas sin poder contemplar a esa nórdica diosa atrapada en el cuerpo de una rara avis que no acaba de abandonar una adolescencia femeninamente poco desarrollada. Y por muy imbécil que se sienta, César no puede desclavar su mirada del pupitre sin papeles y de la silla vacía que focalizan su atención desde hace más de cuatro meses. Echa de menos ver cómo Elisa copia apuntes sin parar o atiende aplicadamente a sus profesores preferidos; pero, sobre todo, echa de menos sus dibujos a medio terminar, empezados para matar el aburrimiento provocado por el insoportable parloteo de algunos profesores, y sus miradas perdidas en el infinito de un universo paralelo que nadie más es capaz de vislumbrar. Necesita seguir estudiando la forma de sus ínfimos pechos y adivinar la oculta motivación de cada uno de sus mínimos gestos. Pero ella no está y él se quiere morir al darse cuenta de que está irremediablemente enamorado de alguien a quien no conoce, pero a quien adivina perfectamente; de alguien que no pertenece a su mundo, pero que constituye el centro de su galaxia; de alguien con quien nunca ha hablado, pero a quien dirige más del noventa por ciento de sus pensamientos.

Mi canción del día

Where you gonna sleep tonight?



PD: And tomorrow?

jueves, 8 de enero de 2009

Torbellinos

El mundo no se detiene.

Todo continúa girando sin cesar.

Y yo me dejo succionar por torbellinos cercanos a la Atlántida.

miércoles, 7 de enero de 2009

Agujeros

Agujeros en la acera que amenazan con tragarme cuando trato de esquivarlos en mi errático caminar.

Agujeros en mi memoria que devoran poco a poco mis recuerdos enterrados en lo más profundo de mi inconsciente, enredados en imágenes sepultadas bajo toneladas de insignificantes realidades no soñadas.

Agujeros en el pantalón, difíciles de zurcir, imposibles de ocultar.

Agujeros en el corazón, que lo convierten en un queso gruyère que no puedo digerir.

Agujeros en el estómago de niños famélicos que me revuelven las tripas al verlos en el teledario.

Agujeros en las conciencias adormecidas de los occidentales, del hombre blanco que inexplicablemente domina un mundo loco e incomprensible.

Agujeros de agujas sin enhebrar.

Agujeros de las madrigueras de las ratas más inmundas de la ciudad.

Agujeros de teorías sin terminar que chorrean sin cesar y que los científicos son incapaces de controlar.

Agujeros de coladores obstruidos con la pulpa de mandarinas mal exprimidas.

Agujeros por los que se cuela la luz en el cuarto oscuro donde revelo las fotografías nocturnas que tomé hace dos lunas.

Agujeros que no quiero tapar.

Agujeros por los que poco a poco te escurrirás.

Agujeros por los que poco a poco huirás a otro lugar.

Agujeros, agujeros, agujeros sin tapiar.

Mi canción del día

Porque ahora me paso las noches por ahí y cuando vuelvo a casa intento recordar qué era lo que anoche tenía que olvidar. ¿Fui yo la puñalada o yo clavé el puñal?



PD: ¡Toma letra!

martes, 6 de enero de 2009

Mi vídeo del día

¡Ja, ja, ja! ¡Sin palabras!

domingo, 4 de enero de 2009

Marta

Marta necesita con urgencia un baño caliente. Aún no sabe cómo, pero ha sido capaz de reincorporarse a su absurdo trabajo. Se ha pasado el 90 % del tiempo convenciéndose a sí misma de que, si prestaba la suficiente atención y ponía el necesario empeño, podría acabar descifrando el mensaje codificado entre las líneas que la contemplan de manera impertinente desde la pantalla de su ordenador. Al final del día está casi convencida de que el jodido mensaje es "Zorra". Ahora sólo le queda averiguar quién es el emisor y cifrador de tan degradante calificativo. ¿Su jefe o la cornuda mujer de su jefe? ¿O quizá alguna de esas mojigatas compañeras de trabajo cuyos maridos se van de putas ante la manifiesta y palmaria incapacidad de sus mujeres para satisfacer sus demandas sexuales? En cuanto al 10 % restante de su jornada laboral, lo ha dedicado a fingir que no escuchaba ninguno de los cuchicheos maliciosos provocados por su inesperado regreso. Pocos esperaban que se atreviera a volver a la escena del crimen y todo el mundo la critica por su falta de escrúpulos y su cínica conducta. A Marta le gustaría gritar a los cuatro vientos las veces que hizo horas extras en el despacho de su felizmente casadísimo jefe; pero se reprime, porque aún conserva la absurda e infundada esperanza de volver a follar encima de la mesa de caoba donde comenzó todo. Al menos así ganaría una pequeña batalla, aunque sepa de sobra que la guerra está perdida desde antes de que se declarara el bélico conflicto.

sábado, 3 de enero de 2009

Mi canción del día

Porque no paro de escucharla.



"Quiero que me digas cómo haces para verme sufrir, que me digas lo que haces. Que me digas cómo haces para hacerme feliz, que me digas lo que haces". "Dicen tus amigos que ahora estás con otro tipo y a ti te está creciendo la nariz". "Sabes que mis manos se deshacen por tus huesos mientras te espero aquí en Madrid". "Mírame a los ojos. El chaval de tu vida".

Elisa

Elisa se quiere morir. O, quizá, se está muriendo. No sabe muy bien cuál de estas opciones se ajusta más a la realidad. Se ha levantado con la nariz convertida en una fábrica a destajo de viscosos y verdes mocos, un dolor persistente que amenaza con taladrarle la garganta, una jaqueca resistente a altas dosis de ibuprofeno y una fiebre que ralentiza sus capacidades mentales y tan pronto le provoca escalofríos como sofocos. Al principio, ni siquiera podía moverse de la cama: simplemente carecía de fuerzas para ello. A media mañana, después de haberse rendido a la evidencia de que ni siquiera iría a la última hora de clase, en un esfuerzo hercúleo, logró arrastrarse hasta el cuarto de baño y proveerse de las drogas necesarias para sobrevivir unas horas más. Atontada, congestionada, destemplada, débil, cerúlea, confusa, desorientada, mareada, temblorosa, inapetente, con una bola de mocos obstruyendo su garganta e impidiéndole tragar cualquier alimento sólido y un malestar generalizado que dificulta un adecuado y ansiado descanso; Elisa lleva todo el día refugiada bajo la cálida y mullida protección de su edredón nórdico. No puede moverse y tampoco tiene gran interés en hacerlo. Ya irá al médico mañana. O pasado mañana. O quizá haya suerte y se cure sin necesidad de acudir a ningún matasanos. Siente perderse las clases, pero una moribunda como ella no puede desplazarse hasta la facultad sin perecer en el intento. Y es que Elisa, como no está acostumbrada a estar mala, en cuanto contrae cualquier nimia enfermedad siempre piensa que se halla al borde de la muerte. No soporta el dolor ni la inmovilidad asociada a cualquier tipo de enfermedad. Su impaciencia consustancial le impide concebir la idea de permanecer postrada en cama una semana entera. Ni siquiera tiene fuerzas para llegar hasta el sofá y poner la tele. Tampoco le apetece verla. Le gustaría dormir eternamente, pero lo más que consigue es conciliar un sueño ligero poblado de pesadillas hiladas con las hebras de sus más recónditos temores.

Australia



Una historia insulsa, típica y tópica. Unos personajes planos con la profundidad psicológica de un charco. Unos diálogos estúpidos y sin ningún tipo de interés. Unas interpretaciones mediocres por parte de grandes actores que, en ningún momento, se molestan en creerse su papel. Una música totalmente desacompasada con las imágenes. Un metraje insoportablemente largo. Muchos medios económicos malgastados en hacer una película supuestamente épica que no llega ni a la suela de los zapatos de las grandes producciones cinematográficas de antaño. Un despropósito de principio a fin. 3'5 € tirados a la basura y casi tres horas de mi vida totalmente desperdiciadas.

Por favor, no la veáis. No merece la pena.

jueves, 1 de enero de 2009

TOP 10 2008

Y hoy, en el número uno, "Standing next to me" de The Last Shadow Puppets. Qué mejor manera de inaugurar el 2009 que con la mejor canción, para mi gusto, claro está, del 2008. Temazo donde los haya.



PD: ¡Feliz año nuevo!

César

César no quiere volver a experimentar esta indescriptible e incómoda sensación: una corriente eléctrica de bajo voltaje traspasando todas y cada una de las células de su cuerpo, un ligero mareo que nubla momentáneamente su vista, el estómago que se eleva hasta la garganta y amenaza con salírsele por la boca (como si estuviera montado en una estúpida montaña rusa), sus piernas convertidas en temblorosa gelatina de fresa, su cerebro colapsado incapaz de fabricar ningún pensamiento racional o coherente, las palabras atascadas en su garganta, los reflejos congelados, el corazón arrítmico, una apnea que puede llegar a asfixiarlo y un sudor frío perlando sus sienes; sólo por haberse tropezado inesperadamente con Elisa al doblar la esquina de un pasillo de la facultad. No puede dejar que nadie se dé cuenta de tan magno cataclismo. No puede permitir que alguien sospeche la verdad. Así que intenta continuar andando sin caer en el negro precipio de la indeferencia de Elisa. Se siente como un niño dando sus primeros pasos, pero sin la protección de los solícitos brazos de sus progenitores para amortiguar el dolor de un posible golpe. Y finge escuchar atentamente el incesante y cansino parloteo de sus supuestos amigos, al mismo tiempo que petrifica en su rostro su mejor sonrisa profident. No sabe si será capaz de llegar hasta la protección de las sillas de la cafetería. Reza por aguantar un poco más, pero el recuerdo de los profundos ojos de Elisa a menos de un metro de su boca impide la normalización de sus constantes vitales. No entiende los poderes sobrenaturales de esa asocial muchacha con mínimos pechos que desconoce el significado de la palabra maquillaje. Y, al rememorar el olor a limón que exhalaba su cuello, el inestable suelo sobre el que camina comienza a ondularse excesivamente, dificultando de forma sobrehumana su doloroso camino hacia el cadalso de un amor que no puede permitirse.