- No intentes sonsacarme nada cuando estoy borracho. El alcohol me vuelve más creativo a la hora de mentir y, además, todo lo que diga goza de la credibilidad propia de la verdad que siempre dicen los borrachos.
-¿Y, entonces, cuándo puedo sonsacarte verdades como puños?
- Cuando me pilles desprevenido o medio dormido, que Morfeo baja mucho las defensas y los ataques en momentos somnolientos resultan mucho más efectivos.
- Pues velaré pacientemente al lado de tu cama hasta que parpadeos excesivos toquen a arrebato y me lance, sable en mano, a conquistar las despobladas colinas de tus secretos inconfesables.
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