Vendavales que se cuelan por rendijas de ventanas mal selladas y que transportan suspiros de amores no correspondidos.
Arañazos que traspasan epidermis ultrafinas y corazones malheridos que sangran cuando Cenicienta pierde su zapato de cristal de swaroski al abandonar el baile a medianoche.
Uvas fagocitadas, nunca acompasadas con campanadas mal escuchadas que retumban en el silencio de una noche sin luna y un aullido sin perro.
Toses atragantadas en gargantas llenas de homicidas corderos asados.
Inspiraciones frenéticas y asmáticas, sedientas de un oxígeno huidizo y resbaladizo, que se escapa entre los resquicios de unos dedos que no encajan y que buscan el agujero del inicio del túnel que conduce hasta la cueva de Alí Babá.
Magia inexistente que no abre las puertas guiadas por mandos automáticos accionados por corazones generosos que no caben en el pecho y que explotan cuando el reloj de cuco grita a los cuatro vientos que ha llegado la hora de irse a la cama de colchón desnudo y sábanas perdidas al amanecer.
Respiraciones ensordecedoras que aspiran vidas agonizantes ancladas a encaladas habitaciones de hospital de la Seguridad Social, que todo lo quita y que nada devuelve.
Risas gorjeantes de locos estudiantes que corren como gacelas por pasillos resbaladizos de facultades de Humanidades deshumanizadas y libertades que apresan la bondad del libre raciocinio de poetas arquitectos de metáforas inintelegibles y versos arrítmicos.
Bailes escondidos, ocultos entre sombras desfiguradas de figuras preclaras que se difuminan con el atardecer de civilizaciones primitivas y prehistóricas.
Palabras que martillean cerebros ajenos, desbordando el inconsciente colectivo inventado por Jung, pero que descansa en las neuronas de artistas incompletos sin sus errantes y esquivas almas gemelas.
Gemelos que sujetan puños almidonados de camisas rayadas por planchas de vapor que se estrellan en el suelo cuando se escurren de manos sudorosas e inexpertas.
Grises encuentros que opacan luminosos sueños infantiles y refulgentes vuelos a estrellas lejanas e inaccesibles atrapadas por telescopios encerrados en libros noruegos.
Quien quiera entender, que entienda y quien pueda comprender, que comprenda y los demás que echen cuentas con calculadoras financieras.
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