Es por ti, pero tú no te das cuenta. Me acerco. Me alejo. Río. Lloro. Imploro piedad a un Dios que se escondió tras el ficus de tu salón. Duele. Duele mucho más de lo que debe. ¿Por qué? No lo sé. Nunca lo he sabido. Nunca lo sabré. Arde la herida. Revienta el pulmón. Si tú no haces algo, tendré que hacerlo yo. Tapona las lágrimas. Pon fin al dolor. Desentierra la risa. Crucifica el adiós. Me miras y callo. Huyo a la velocidad del rayo. Me despeño por tus costados. Fallezco entre tus manos. Es por ti. ¿No te das cuenta? Si el viernes acaba el mundo puede que se enderece mi rumbo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario