Yo sólo quería que una parte de mí permaneciera indemne, ajena al cataclismo de tus labios entumecidos por el viento, extraña a la debacle de tus dedos encriptados; pero diciembre se abalanzó sin compasión sobre mi alma quebrantada por el llanto, debilitando mis defensas de cristal, convirtiéndome en una muralla resquebrajada, que se derrumbará sin necesidad de que ninguna trompeta alce al cielo su estruendoso grito triunfal. Era sólo cuestión de tiempo, pero yo seguía pensando que podría hacerlo. Un nuevo año. El mismo mal. La voluntad es firme, pero el corazón tan débil... Nada de esto debería ser así, pero ¿acaso podría ser de otra manera? Huir, como siempre, pero más lejos que nunca, hasta perder de vista nuestras sombras, allí donde ni los monstruos se han atrevido a pisar. Pero no lo hago. Tantas ganas de correr ahogándose en la taza del váter, antes de tirar definitivamente de la cadena. Éste no era el plan, pero no tiene sentido subrayar las evidencias. Tirarse del tren, rodar por el suelo, hasta romper la carne y quebrar el hueso, aumentar la fiebre tratando de apagarla, sed enquistada en el velo del paladar, hambre de palabras que sólo tú sabes pronunciar. Y trato de no mirarte y trato de no hablarte, porque sé que si me miras y me hablas la enfermedad dejará de tener cura. Pero todo es inútil. El agua de río siempre termina desembocando en el mar. Sólo quiero que me abraces, que la sangre de tus heridas sirva para desinfectar las mías, que la sal de tus lágrimas cicatrice todos mis desiertos y tus incógnitas resuelvan mis misterios. Sé la cruz que ya no porto hasta el calvario, el cilicio que no muerde mi muslo, la penitencia que el sacerdote olvidó imponer. Sé todo aquello que no te pida y no te conviertas nunca en lo que yo te suplique que seas. Tu miedo ya no puede destruirnos. Y ahora que ya he incumplido todos mis propósitos de año nuevo, dime cómo combato los once meses que nos restan antes de afrontar otras doce campanadas que tampoco conseguirán poner fin a este hechizo de alambre de espino y valla electrificada de peligros.
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