jueves, 10 de abril de 2008

Ana

Ana estaba cansada, muy cansada, demasiado cansada. Se quitó trabajosamente los zapatos y los dejó tirados al lado de la puerta. Luego se arrastró penosamente hasta el sofá y se desplomó como un saco de patatas. Tras varios minutos consiguió reunir las fuerzas suficientes para incorporarse y buscar el mando de la tele. La encendió aburridamente mientras se tragaba un bostezo. No echaban nada interesante en la primera, mucho menos en la segunda, ni en Antena 3, ni en la Cuatro, ni en Telecinco. Vaya, la Sexta, un valor seguro con la enésima repetición de "Sé lo que hicistéis la última semana". Por fin algo con lo que entretenerse y olvidarse de su absurdo trabajo. Tenía hambre, pero hacía tiempo que no cenaba como las personas normales y no quería hacer una excepción. Así que volvió a optar por su clásico paquete de Popitas: el acompañamiento ideal para ver la tele en modo de encefalograma plano.

2 comentarios:

Caramelo dijo...

Últimamente estoy como Ana, sumida en un aburrimiento crónico.
Además me ha vuelto el insomnio, con lo que me paso las madrugadas leyendo y escribiendo cosas, hasta que por fin aparece Morfeo.

Me ha gustado un mucho como has escrito esta entrada. Un beso y ánimo.

Paco dijo...

eso es lo que yo quisera poder hacer... a veces, pero en mi casa somos una tribu, y a veces echo de menos ESTAR SOLO....

saludos