Ana no tiene ganas de irse a la cama; así que empieza a limarse las uñas y luego se las pinta mientras escucha por enésima vez el cd de Miguel Ortega. Podría ir a una profesional y se ahorraría bastante tiempo, pero está orgullosa de sus uñas: es el único trabajo manual que se le da bien y no piensa dejar de hacerlo. Porque Ana tiene alma de artista, pero miedo de serlo.
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