Marta está harta de que la crucifiquen. Puede que no sea una santa. Nunca ha pretendido serlo. Tampoco ha matado a nadie. Sólo ha cometido el enorme pecado de acostarse con varios hombres casados y otros cuantos con novia. Puede admitir su parte de culpa en la comisión de tan magnos crímenes, pero ¿acaso no ha necesitado siempre un cómplice? ¿Por qué ella es siempre la única condenada, la única a la que la sociedad parece pedirle cuentas?
Hoy ha ido a trabajar como quien camina hacia el cadalso. Sabía perfectamente lo que se encontraría: miradas inquisitivas clavadas firmemente en su nuca, cuchicheos de todo tipo a sus espaldas y dardos envenenados lanzados por las víboras de siempre. Sabía perfectamente que este día llegaría tarde o temprano, así que estaba preparada para ello, aunque siga sin entender la actitud de los demás. Ayer le caía bien a todo el mundo y hoy es sólo la zorra que ha intentado destruir el matrimonio de su jefe, ejemplar marido y modélico padre. Intenta aislarse de todo y trabajar lo más eficientemente posible en el gélido ambiente que la rodea. Pone buena cara y sonríe ante las chilindrinas que le tiran sus compañeras, ignorando la bilis que no para de producir su hígado. Se esfuerza por mantener la cabeza bien erguida y por no pensar en el cerdo mentiroso con el que ha compartido los últimos tres años de su vida. Intenta contener el avance del nudo que se apodera de su garganta y consigue que las lágrimas de rabia no afloren antes de llegar a casa.
Odia a todo el mundo mientras el diluvio universal inunda sus mejillas; pero, sobre todo, se odia a sí misma por haberse dejado engatusar, una vez más, por las mentiras de un consumado seductor, por haber vuelto a creer que podría llegar a ser feliz al lado de un imbécil que nunca estuvo dispuesto a comprometerse con ella.
4 comentarios:
Pues yo creo que Marta no tiene culpas que admitir. Pero es mi opinión, claro.
Besos.
¿Quién es Marta?
¿Quién es Marta? Muy buena pregunta. Me encantaría poder contestarla, pero resulta difícil hacerlo cuando ni la propia Marta sabe quién es ella. Si algún día lo averigua intentaré que me lo explique.
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