sábado, 4 de octubre de 2008

Marta

Marta sabe perfectamente que hay cosas que el maquillaje no es capaz de ocultar y, aún así, día tras día, se empeña en luchar contra lo inevitable. Y cada mañana se aplica diligentemente su corrector de ojeras, su base de maquillaje, sus polvos compactos, su colorete, su sombra de ojos, su raya negra en el párpado inferior, su rímmel y su pintalabios. Y, una vez terminada su obra de arte, se contempla con miedo en el espejo y confirma lo que ya sabía de antemano. Y es que no hay cosméticos capaces de dibujar el brillo en los ojos que la felicidad otorga a los que la experimentan.

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