Noli me tangere. No soporto la descarga eléctrica de tus dedos. Me paraliza. Me mata poco a poco, aunque no me dé cuenta. Tú lo sabes y lo aprovechas para reducirme a la nada. Me obligas a esquivar tu mirada para no convertirme en estatua salada. Te odio. No te quiero. No me muero por sumergirme entre las violáceas hebras de tu pelo. Vete. No te acerques. Aléjate y luego vuelve. Revuelve y envuelve los tabúes más oscuros de mi mente divergente. Haz que me arrepienta de no ir al cine de las almas afines. Haz que mendigue nuevos abriles de noches cortas y días sin luz, acostados sin prisa en el filo de un aspa en forma de cruz. Haz que no olvide el color del iris que enmarca tu pupila y se abriga con tus párpados en los noviembres más huracanados. Pero qué digo. Si me rozas no podré vivir. Falleceré antes de lograr huir. Arderé hasta morir. No. No me toques. Prefiero una larga vida sin ti que un solo minuto de gozo sin fin.
2 comentarios:
Morir o (dejarse) matar.
Más bien morir de golpe o poco a poco.
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