miércoles, 12 de agosto de 2015

Agosto (IV)

¿Y si la vida sólo fuera una eterna tarde de verano, de piel tersa y sudorosa y ojos bronceados por el calor que ahora desprenden nuestros ardientes labios imantados? ¿Y si el tiempo quedara suspendido, completamente inerte, deshidratado cuerpo desvalido? ¿Y si la sequía que ahora dilata nuestros poros no desembocara en otoñal lluvia vespertina, agrietadas lenguas homicidas, inexistentes reservas de saliva? ¿Y si todo lo que tuviéramos fuera este momento preñado de relajada fiebre entumecida? ¿Y si, por más que tratemos de despegarnos de su recuerdo, la intangible perfección de esta imagen detenida envolviera para siempre nuestras existencias regicidas? ¿Y si, por más que intente sumergirme en la piscina de la obediente masa teledirigida, siempre hubiera un salvavidas que mantuviera a flote mis kamikazes ideas distintivas? ¿Y si ese salvavidas nunca has sido tú?

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