Nunca pensó que Patricia cambiaría tan rápido de idea y que aceptaría darle una oportunidad a Óscar, pero era difícil seguir resistiéndose a un chico tan sensible, inteligente, culto, simpático, y buena persona como aseguraba Martina que era Óscar. Por supuesto, el amor incondicional de Óscar por Patricia se esfumó unas horas después de acostarse con ella por primera vez, después de dos meses saliendo juntos. Cuando Patricia, derretida en llanto, se lo contó por teléfono, Martina no podía creerlo. Tenía que haber una muy buena explicación para algo así y ella se plantó rápidamente en casa de Óscar para exigírsela.
Efectivamente, Óscar tenía una explicación perfecta para todo lo que había pasado. Era cierto que, en un primer momento, se enamoró de Patricia y creía que seguía enamorado de ella cuando empezaron a salir, pero cuando se acostaron se dio cuenta de que no la amaba, porque mientras besaba a Patricia en lo único en lo que podía pensar era en que con quien de verdad quería estar era con Martina. Sí, aunque creía que solamente eran amigos, Óscar se había dado cuenta de que, entre café y café, se había enamorado locamente de Martina. Sabía que no tenía ninguna posibilidad con ella, porque ella nunca saldría con un tío que se había portado tan mal con su mejor amiga. Él lo sabía de sobra y lo respetaba, pero no podía cambiar lo que sentía y sólo esperaba que algún día muy lejano ella fuera capaz de dejar de verlo como el cerdo que dejó tirada a su mejor amiga después de robarle su virginidad.
Martina oyó lo que siempre había soñado oír y, aunque dijo que necesitaba irse a casa y pensar detenidamente en todo lo que Óscar le había dicho, no le costó demasiado convencerse de la veracidad de lo que él afirmaba tan convincentemente. Eso sí, para salir con él puso una condición ineludible: “Iremos a mi ritmo, no al tuyo. Si crees que voy a acostarme contigo a las primeras de cambio para que luego me dejes tirada como una colilla, vas listo. Antes necesito que me demuestres que eres sincero, que realmente estás enamorado de mí”. “No hay problema. Estoy locamente enamorado de ti. Esperaré el tiempo que haga falta. Sólo quiero estar contigo”.
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