Óscar esperó dos años y medio, durante los cuales le demostró a Martina de mil y una formas distintas su amor incondicional. Por eso ella estaba tan segura de lo que hacía cuando se acostó con él por primera vez. Por eso Martina se sorprendió tanto a la mañana siguiente. Su despertar con fruición, ansiosa por seguir compartiendo su vida con un hombre tan maravilloso como Óscar, se convirtió en una auténtica pesadilla al descubrir su gélida nota en la mesilla de noche. A Patricia la abandonó de frente y mirándola a los ojos. A ella le dejaba un trozo de papel en el que le explicaba que esos dos años y medio se había limitado a contarle cuentos chinos para conseguir llevársela a la cama. Una estrecha como ella era un trofeo demasiado apetecible para un cazador tan avezado como él y no había podido resistirse a la tentación de cobrarse una nueva presa. Por supuesto, aunque hubiera sido su novia oficial durante todo ese tiempo, había habido otras muchas; pero podía estar tranquila, ya que siempre fue sumamente discreto. Ella le gustaba y le caía muy bien, había disfrutado mucho con su compañía, pero no estaba enamorado, nunca lo había estado, ni de ella ni de nadie. Sentía mucho haberle hecho esa gran putada, pero tenía que ver el lado positivo de todo esto: “Ahora que te dejo podrás buscarte un buen tío que te dé todo lo que tú te mereces de verdad”.
Le odiaba. Le odiaba con todas sus fuerzas. Pero también seguía queriéndole. Se sentía como Michelle Pfeiffer en “Las amistades peligrosas”. ¿Cómo podía haber sido tan tonta? ¿Cómo podía haber confundido las ganas de llevarla a la cama de Óscar con un amor incondicional y eterno? ¿Cómo podía haber confundido lo que era con lo que no era?
Desde entonces, Martina se ha convertido en una sombra de sí misma, un ser triste y gris que se arrastra de casa a clase y de clase a casa sin que nadie sepa si siente o piensa algo más de lo que es capaz de sentir o pensar un robot. Sí, Martina es un mal remedo del padre de Óscar, un ser tan patético y lastimoso que hasta Patricia se abstuvo de decirle que ya se lo advirtió.
3 comentarios:
¿Crees que Óscar dijo la verdad?
Pues claro que dijo la verdad. Óscar nunca estuvo enamorado de Martina, aunque sí que se enamoraría en un futuro, en contra de su voluntad y muy a su pesar. Es lo que les suele suceder a los tíos como Óscar. Cupido siempre acaba atinando con alguna de sus venenosas y traicioneras flechas.
No quería contradecirme pero en relidad hoy, más que bonita, me parece una historia triste.
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