Cadáveres descompuestos, superpuestos en una pila informe carente de cualquier atisbo de vida. Buitres. Buitres que sobrevuelan la llanura y se relamen imaginándose el festín. Tienes miedo. Miedo de que él esté ahí, enterrado bajo esos cientos de personas cuya muerte te resulta indiferente. Rezas. Rezas para que no sea así, pero hay algo que te asusta aún más. Si sigue vivo y no lo encuentras, tu dolor será mucho más grande. Sé que es absurdo, pero la separación definitiva parece menos terrible si ha sido determinada por la todopoderosa muerte.
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