A veces sueño que el suelo se abre bajo tus pies y te engulle de un rápido bocado. Luego me despierto y descubro que aún no has pasado a engrosar la población del inframundo. Puede que las criaturas subterráneas no seamos dignas de que nos honres con tu etérea presencia, pero ¿acaso no te resulta atractiva la idea de ayudarme a custodiar el incandescente núcleo del centro de la tierra?
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