Marzo es el mes de las flores muertas una semana después del día de los enamorados, el mes de las flores podridas que realizan chantaje emocional para no ser enterradas en el cubo de la basura, debajo de tres cáscaras de plátano y una cabeza de pescado con los ojos reventados. Marzo es el mes del viento que trae el olor a muerto y a destierro, ese destierro con el que sueñan las rosas que no son del desierto y los niños sin padre ni madre que los rieguen de besos y abrazos por las noches. Marzo es un mes más sombrío que frío, umbrío, lleno de hastío. Marzo es el mes en el que espero que se detenga este tiempo acelerado que no me concede ni un segundo para echar de menos el pasado. Marzo me muerde las entrañas y me arritmia el corazón. Marzo me duele, pero tú, no.
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