Aunque no lo creas, te veré caer, incapaz de que tus desplumadas alas negras te alejen del suelo. Tratarás de arrastrar tu proyecto de cadáver hasta el hospital más próximo, pero yo pisaré tu cabeza de serpiente y machacaré la parte de tus tripas que aún no haya reventado como consecuencia del golpe. Sí, aunque no lo creas, acabaré contigo, no porque sea más lista que tú, sino porque he leído a Delibes y sé cómo se cazan las ratas.
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