miércoles, 18 de septiembre de 2013

ESO. LO OTRO. LO QUE SEA. LO QUE PASA

Se acerca el momento. Lo presientes. Lo sientes en las tripas y en las palmas de las manos. Se resiente la boca de tu estómago y el centro de tu esternón. No lo dices tú, pero lo digo yo. Tú sólo callas y esperas. A veces crees que se trata de ESO. Otras piensas que de LO OTRO. Puede también que de ambas cosas a la vez o que de ninguna de ellas, sino de algo que ni siquiera alcanzas a imaginar. En cualquier caso, ocurrirá pronto, pero ¿cómo de pronto? Tampoco lo sabes y no te importa. Como he dicho, de momento sólo callas y esperas a que LO QUE SEA te explote en la cara. Mejor que te pille desprevenida, sin capacidad de reacción ni plan de evacuación. De lo contrario, podrías llegar a sustraerte a su marea y si hay algo que tienes claro a estas alturas es que debes ahogarte en la impetuosidad del mar que alumbró tus palabras más acuosas. La espuma que generan tus silenciosas lágrimas, al estrellarse contra las aristas de las rocas de tu pecho de pizarra, salpica el cristal de la urna que te protege del paso del tiempo. Él contempla el escaparate, ansiando lamer la sal del tenso sudor de tu nerviosa espera. Enfebrecido de deseo, utiliza la punta de las llaves de su casa para dibujar una puerta en el vidrio que os separa. Se rasga la noche. Rechinan los dientes. Crujen los huesos. Sopla el viento. Un escalofrío trepa los escalones de tu columna vertebral. Las nubes de primera hora de la mañana te impiden ver LO QUE PASA.

No hay comentarios: