martes, 1 de julio de 2008

Laura

Laura es un ser extraño y oscuro, un demonio del que intenta escapar a cada minuto. Es fría y calculadora y no sabe lo que significa la palabra moral. Aún así sabe distinguir lo que está bien de lo que está mal y suele optar siempre por lo segundo. Le gusta jugar con la gente, intenta manipular a los demás como si fueran marionetas. Se siente identificada con Petter el Araña; aunque ella, en lugar de imaginar historias, prefiere contemplarlas. También le gustan los personajes de Espido Freire, solamente porque son tan inmorales como ella. Claro que Laura nunca ha llegado tan lejos como éstos, nunca ha tenido el valor que se necesita para matar a alguien, por mucho que le haya fascinado siempre la idea de acabar con una vida humana, de ir en contra de los designios divinos, suponiendo que Dios exista realmente. Sí ha conseguido provocar algunos pequeños desastres, peleas entre sus compañeros de clase o de trabajo, rupturas sentimentales, que los justos pagaran por los pecadores...minucias comparadas con los logros de los personajes de la Freire, pero es que Laura no es tan especial como Espido y su mente no llega a ser tan retorcida. Por eso tiró "Irlanda" a la basura poco tiempo después de leerlo, porque era la prueba viviente de todo lo que ella nunca sería capaz de hacer. Después de dos meses sin ser capaz de quitarse la maldita novela de la cabeza optó por leer todos y cada uno de los libros de la escritora vasca. Quizá pudieran servirle de inspiración. Curiosamente fue uno de sus ensayos el que logró el tan buscado objetivo. ¿Qué era más difícil: matar a otro o matarse a sí mismo? ¿Qué cabrearía más al Todopoderoso? Su vida resultaba demasiado tediosa. Ni siquiera sus maquiavélicas intrigas laborales eran capaces de despertar su interés y, tras lograr que Paco dejara a su amada y fiel esposa, incluso el sexo carecía de cualquier tipo de atractivo. Por fin descubrió "Cuando comer es un infierno" y la idea del lento suicidio comenzó a abrirse paso en su mente. Acabar consigo misma iba no sólo en contra de los designios divinos, sino también de los planes del mismísimo Lucifer. ¿Había algo mejor que ir en contra de los designios del cielo y del infierno? ¿Qué ocurriría con su alma si conseguía cabrear a Dios por quitarse la vida que Él le había concedido y a Satanás por dejar de cometer las maldades que le había encomendado? Por supuesto, podría haberse suicidado como una persona normal, pero eso resultaba demasiado sencillo y Laura era una mujer complicada y casi imposible de entender. Podía haber optado por cualquier comportamiento autodestructivo, pero decidió que un cóctel de todos ellos sería lo más apropiado. Así fue cómo comenzó a fumar un mínimo de dos cajetillas al día. También comenzó a tomarse una par de whiskies por las noches, número que incrementaba exponencialmente los fines de semana, acompañándolos de un poco de coca o de alguna que otra pastilla no legalizada. También comenzó a tirarse a desconocidos, siempre y cuando éstos aceptaran su condición de no utilizar ningún tipo de protección. Lo de la bulimia fue lo que más le costó. No resultaba agradable meterse los dedos para provocarse el vómito. Afortunadamente, después de un par de cenas pantagruélicas logró que las náuseas y el vómito aparecieran solos. ¿Cuánto tardará en morir? Se pregunta mientras contempla los ángulos cada vez más pronunciados de su pálido rostro.

2 comentarios:

anselmo dijo...

Si alguien existe así, menuda persona solitaria.

Paco dijo...

a mi solo se me ocurre una cosa: ¡hay que ser jilipollas!!!!