miércoles, 20 de febrero de 2013

Caídas (III)

Tropecé conmigo misma. Caí. Rodé. Sangré. Lloré. Me levanté. Volví a correr. Cerré los ojos. Apreté los dientes. Recé. Volví a caer. Esta vez no me levanté. Tampoco sangré ni lloré. Fue tu pie con el que tropecé. Lo besé. Lo lavé y desinfecté con la saliva que no tragué. Dame la mano y convénceme de que hay caminos sin piedras, aunque no los podamos ver.

No hay comentarios: