Las llamadas de madrugada, los naufragios en el borde de tu cama, esta historia que no se acaba, de princesas enamoradas de ranas y de príncipes azules teñidos de grana. No me llames, no me toques, no me busques ni me encuentres. No juegues tu último as. No soportaría que, una vez más, me ganaras la partida.
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