Deja que me desmaye, que me desvanezca sobre tus manos. Construye un cuenco con tus palmas. Llénalo de agua. Deja que flote si soy una bruja o que me hunda y ahogue si no lo soy. Da igual que no esté atada a ninguna piedra. Ni siquiera las meigas son capaces de desafiar las leyes de la física.
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