martes, 9 de octubre de 2012

Derrotas (II)

La artillería pesada no fue disparada. La falta de munición no fue causa de rendición. El fuego del ruego. El juego del ego. El velo del duelo. Los cadáveres de la fosa común son untados con betún. Camuflaje para empezar el viaje a ninguna parte. No eres tú el que falleces, soy yo la que se muere, sin que ningún médico sin fronteras acierte a detectar el origen de la herida. Terminó la guerra sin que consiguiéramos ganar ninguna batalla. Apunta, suelta la lanza y corre como las balas. Si no oyes el grito es que has errado el tiro. Sangre y arena. La multitud abarrota el circo, pero esta vez no hay vencedores ni vencidos. Sólo los leones llenan la barriga. Mi estómago se encoge mientras se dilata mi lengua. No me digáis que no sirvió de nada. Prefiero que las hormigas recorran mi cara a vivir cien años sojuzgada.

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