Es una bruja camuflada, disfrazada de etérea y volátil hada, un monstruo envuelto en jirones de oro y pespuntes de plata. Nadie quiero verlo, porque no pueden entenderlo. Se miran en el espejo y, aunque no vean su reflejo, piensan que el problema reside en el azogue, no en el ente sin sombra que te mira y no te nombra.
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