Una cabeza rueda por el suelo. Un cuerpo acéfalo vomita la poca sangre que le queda dentro. La Reina de Picas ordenó su ejecución. No se dio cuenta de que su cerebro y su lengua seguirán funcionando aunque se pare el corazón. Sus ideas y sus palabras provocarán la revolución. Ya queda menos, Majestad. Su real testa caerá desde las alturas y desaparecerá entre las fauces de los cerdos.
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