Brindemos por los días que no pasaremos juntos, por el final de esta Era de abundancia y el inicio de la noche más oscura, por la persistencia de esta mancha que enturbia la primera luz del día, por el grito que atenaza la garganta y las frases calmadas, altas, seguras y claras que lo disfrazan, por la felicidad perdida, por los ecos fantasmales que reverberan en las cuatro paredes de este cuarto, por los condenados a la muerte del olvido y los malditos que portan el cetro de la Gloria, por los niños que no lloran y los recién nacidos que aún no han aprendido a reír, por los ilusos que aún piensan que, si tienes un motivo, encontrarás la forma de vivir.
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