Yo no soy adulta ni quiero serlo. Los adultos se mueren sin ir al cielo. Los adultos viven presos del miedo. Así que no me quieras como se quieren ellos. No me desnudes si el deseo no llega desde la raíz hasta las puntas de tus dedos. No me beses de pasada, de puntillas, sin decir nada. No cierres los ojos para no verme, ni los abras para contemplar el reflejo de tu cuerpo en el espejo. No me abandones al terminar el juego, ni te duermas deprisa para no deber horas al sueño. Ámame como se aman los niños, sin contratos ni quid pro quos, sin condiciones ni decepciones, sin dudas ni brumas, flotando en un mar de espuma. Ámame como se aman los niños, creyendo que el para siempre va más allá de la muerte, convencido de que no hay adiós, sólo hasta luego, sabiendo que hay silencios que lo dicen todo y gestos que sobreviven a la guadaña del cruel paso del tiempo.
2 comentarios:
Muy blandito. Incluso sorprendente, diría. Algo Benedettiano.
¿Todo bien?
Es que estaba de bajón y me dio por escribir algo "alegre". :P
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