No quieres que se cierre la herida, porque él yace en su interior y, si cicatriza el corte, perderás su imagen para siempre. Separas la carne y hurgas con los dedos tratando de apresar un pedazo de su esencia. No hubo suerte con la pesca. No cazaste a tu presa. Con aguja e hilo negro coses el agujero de la cara interna de tu muslo derecho. Olvidar para vivir o vivir para olvidar. A veces, es casi lo mismo sumar que restar.
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