Blog en el que buceo en universos paralelos distantes y distintos encerrados en el centro de un protón del núcleo del átomo de mi existencia.
viernes, 30 de diciembre de 2011
TOP 10 2011 (Nacional)
Y como no podía ser menos, en esta lista de lo mejor del año 2011, no podía faltar el genial The New Raemon. Más oscuro y electrónico que sus trabajos anteriores y con una presencia cada vez mayor de temas sociales, yo sigo quedándome con sus canciones de desamor más sencillas y desnudas, como esta increíble "Llenos de gracia", que si no fuera por el alto nivel de la música nacional de este año estaría mucho más arriba de este puesto número 8. Nunca nadie ha sabido expresar mejor la falta de superación de un amor ya terminado. Máxima simplicidad para hablar de la máxima complejidad del ser humano. "Todo se va a torcer si te vuelvo a ver" con redobles de tambor que anuncian una ejecución implícita que es mejor no terminar de explicitar. Una canción de 10, así que imaginaos el nivel de las que quedan por desgranar.
TOP 10 2011 (Internacional)
Me enamoré de ellos la primera y hasta ahora única vez que he tenido la oportunidad de verlos en directo, en el Summer Case de Madrid, allá por el año 2008. No había escuchado ninguna de sus canciones, no tenía ni idea de quiénes eran, pero me captaron desde el principio hasta el final de su memorable concierto. En cuanto pude adquirí todos sus discos y los escuché hasta la saciedad disfrutando de todos y cada uno de sus matices.
En 2011, los de Leeds, después de dos años sin publicar ningún álbum, nos han regalado un extraordinario "The future is medieval"; originalísimo trabajo no sólo por su contenido, sino también por su forma de lanzamiento: publicado sin previo aviso en su web el 3 de junio al precio de 7,50 libras, el comprador podía personalizar la portada del disco y escoger 10 de las 20 canciones disponibles.
En cuanto a los temas del mismo, qué puedo decir. Sin renunciar a sus señas de identidad, Kaiser Chiefs realizan interesantes experimentos musicales, como la genial "Little shocks", al mismo tiempo que nos ofrecen incisivas letras sociales junto a bellísimas canciones de amor, como la delicadísima "If you will have me". Aún así, por muy difícil que me resulte escoger, creo que para este puesto número 8 me quedo con "Back in December", puede que porque estemos en ese mes, puede que porque se trate de la canción que mejor aúne a los antiguos Kaiser Chiefs con los nuevos o puede que porque tenga una letra realmente acojonante.
"Look back into the world
Don't forget the world
Step into the world
In the shadows
This generation
All looked up to winners
And their low expectations
In the city
Or out in the rat race
Nothing in their pockets
But a smile on their faces"
jueves, 29 de diciembre de 2011
TOP 10 2011 (Nacional)
Después de convertirse en una de las grandes revelaciones musicales del año 2010, en 2011 Supersubmarina han continuado consolidándose como uno de los mejores grupos del panorama nacional con la publicación de su EP "Retroalimentación". Su potente y cada vez más maduro directo sólo consigue realzar la fuerza y energía que desprenden sus canciones, algunas de ellas con letras tan interesantes como la de "Emperatriz". Sé que no es la favorita del grupo ni de la crítica, pero para mí es la mejor del EP y digna merecedora de este puesto número 9.
TOP 10 2011 (Internacional)
Admito que el último trabajo de Arctic Monkeys no es tan brillante como los anteriores, pero continúan siendo una de mis grandes debilidades gracias a canciones como "She's Thunderstorms". Aunque mucho menos contundentes que antes, algo más blanditos y con ligeras reminiscencias de Kula Shaker, para mi gusto siguen siendo uno de los grupos más interesenates del panorama internacional, dignos merecedores del puesto 9 de lo mejor de este año.
miércoles, 28 de diciembre de 2011
TOP 10 2011 (Nacional)
Y si de revelaciones se trata, la palma se la llevan Los Últimos Bañistas con su homónimo álbum de debut y su magnífica "Nadia". Hacía tiempo que unos artistas noveles no lograban impresionarme de esta forma y es que los murcianos no han necesitado mucho para componer un hit como el presente. Sé que la canción que nos ocupa no es de este año. Es más, ya se incluyó en sus autoeditados trabajos de 2009 y 2010, pero es en 2011 cuando por primera vez entra a formar parte de un LP y también ha sido en este año cuando ha comenzado a sonar en algunas radios y a hacerse habitual en diversos blogs y medios de comunicación especializados, por lo que creo que puede ocupar más que merecidamente el puesto 10 de mi personal lista de temazos del año que nos deja. Pop desenfadado y aparentemente alegre para enmascarar una letra triste y melancólica, propia de grupos indies con más experiencia y ya arraigados en el panorama musical nacional. Un 10 para los de Cartagena.
TOP 10 2011 (Internacional)
Pues sí, este año volví a escuchar una cantidad considerable de música en inglés, al menos una cantidad lo suficientemente considerable como para tener que descartar canciones realmente buenas a la hora de elaborar este TOP 10 de 2011. Una pena, pero las listas es lo que tienen, siempre dejan a alguien fuera.
En fin, empezando por el final, una canción que probablemente merecería estar mucho más arriba, aunque sólo sea por el subidón que provoca escucharla, pero es que las otras afortunadas son muy buenas y, al menos para mi gusto, mucho más elaboradas musicalmente.
En cualquier caso, está claro que "Pumped Up Kicks" ha sido una de las mejores canciones de este año, convirtiendo a Foster The People en una de las grandes revelaciones del año 2011. Canción fresca y llena de energía que se te mete en la cabeza sin darte cuenta y te obliga a tararearla sin parar durante dos o tres días antes de que sus positivos efectos terminen de desaparecer totalmente de tu organismo. Sí, es muy posible que el puesto 10 se les quede pequeño, pero es sólo porque los demás son más grandes aún.
lunes, 26 de diciembre de 2011
Sangre, sudor y lágrimas
La calle está empapada, pero yo no estoy mojada. La lluvia rehúye mi cara. No quiere licuar mis penas. No sabe recorrer mis venas. Mi piel es impermeable. Sólo tú sabes humedecerla. Sólo tú eres capaz de comprenderla. Los pequeños matices que la diferencian del resto de las epidermis sólo se revelan ante tus ojos, sólo se desnudan bajo tus dedos. La oscuridad no es un obstáculo para generar incendios. La cama se desarma, las sábanas se rasgan, el colchón se posa sobre el suelo y nuestras almas alzan el vuelo. Llamas enojadas devoran las mejillas encarnadas. Uñas enquistadas en la espalda equivocada. No sé rebobinar. No puedo ni quiero olvidar. No sé si fuiste un pequeño error o una gran equivocación. Te expulsaré de mi habitación. Fumigaré para eliminar tu olor. Me arrancaré la piel a tiras para exterminar tu sabor. Cerraré el balcón para no oír la vibración de tu cuerpo en ebullición, de tu sangre en evaporación, de tus ojos cegados de sudor.
sábado, 24 de diciembre de 2011
miércoles, 14 de diciembre de 2011
Anuncios lunáticos (VIII)
Mujer hiperactiva busca hombre estático capaz de detener su vuelo sin motor generado por el puñado de polvo de hadas hurtado al niño que nunca creció.
martes, 6 de diciembre de 2011
Entierros (II)
Los muertos nos miran desde lejos. Saben que no tardaremos en estar con ellos. Sonríen confiados. Les miramos angustiados. El reloj de arena se vacía poco a poco. Tiene una grieta invisible que deja escapar todos los granos. Tratamos de taponar la herida. Tratamos de cicatrizar la vida. Contenemos los suspiros por miedo a que se nos acabe el aire. Sabemos que no tiene sentido, pero lo hacemos. Ya no nos mordemos, ya no nos sorbemos, ya no nos movemos. Sólo esperamos el final. Sólo rezamos para que tarde en llegar. Pero un día se apoderará de todo lo que tratamos de conservar. No es la primera ruptura, pero duele igual. No somos la primera pareja que acaba mal, pero sí la primera que no puede dejarse de mirar, inmunes al qué dirán, vacunados contra la mediocridad, inyectados de esperanza en una segunda oportunidad.
lunes, 28 de noviembre de 2011
Cadáver invernal
Tus pies fríos congelan mis piernas. Mi helada femoral azulea mi muslo derecho. Comenzó la nueva era glaciar. Cadáver invernal. Estalactita cenital. Iglú sin estrenar. Alaska sepulcral. Silencio sin igual. Mentiras que acallar. Tus labios de metal que cortan mi yugular. Anatomía del mal. Cirugía intercostal. Bisturí infernal que rasga y secciona sin dudar. Postoperatorio sin anestesiar. Tanatorio sin velar. Escarcha sin cristalizar. Nieve sin cuajar. Noviembre sin terminar. Diciembre sin empezar. Bufanda sin usar. Anginas sin curar. Afonía de tanto gritar. Tortícolis por mirar atrás. Estatuas de sal. Esfinges sin recostar. Enigmas sin descifrar. Misterios sin codificar. Tu mirada láser sin disparar. La diana de mi lunar. Tu locura y mi racionalidad. Tus excusas sin embalar. Mis historias sin contar. Una novela sin final. Un poema en elipse circular. Uña rota de tanto rascar. Dedos sucios de tanto escarbar. Faltas de ortografía sin inventar. Letras mayúsculas que menguan sin parar. Mi alma balanceada por el azar que se estrella en tu cuerpo de péndulo sin centro de gravedad. Ola sin mar. Playa sin conchas que coleccionar. Museos sin pinturas que contemplar. Frío polar. Miedo al apocalipsis sin anunciar.
Mi canción del día
"Yo no quiero hablar de ti, no quiero hablar de mí. Saldrá el último vuelo, dirán los altavoces de todo el aeropuerto que tienes que marcharte y allí no podrás localizarme".
jueves, 24 de noviembre de 2011
Jack el Destripador nunca existió
En Londres ya no hay niebla y dicen que Jack el Destripador nunca existió, que fue sólo una invención, como gran parte de este amor que me ha causado tanto dolor. El Támesis es más verde y algo radiactivo, menos higiénico y atractivo, el vertedero de mil sueños corrompidos. Portobello Road ya no vende nuestra canción y yo me refugio en cualquier callejón que amplifique el eco de mi voz. El ojo que todo lo ve contempla el reflejo del recuerdo en el espejo. Resulta complejo. El reflejo. El recuerdo. El espejo. Tres pintas y media. Dos adolescentes hormonados. Un pub atestado. No hay opción. Ninguno quiere ni puede decir que no. Primera aproximación. Ataque sin compasión. La noche y la rendición. La cúpula de Saint Paul. La luna llena y el amor. Después, el dolor, la ausencia y los redobles de tambor. Una nueva ejecución. La Torre de Londres sirve de prisión. El fantasma de cartón. La sábana que no cubrió ni al cadáver ni al actor. Un adiós en Charing Cross. Lágrimas junto al niño que no creció. El pato que no evolucionó. La esperanza que se ahorcó desnuda de la barandilla del balcón. Jack el Destripador nunca existió. Igual que tú y que yo. En Londres luce el sol. Mi corazón revienta y parte mi esternón en dos. El espejo. El recuerdo. El reflejo. Mi cuello decapitado por tu ausencia. Tañido fúnebre. Los cuervos de Hyde Park sobrevuelan mi cadáver. Ningún Arturo liberó a Excalibur. Ninguna Ginebra huyó con Lancelot. Ningún Merlín fue derrotado por Morgana. Ya no existen los cuentos de hadas. El Big Ben mide el tiempo de la nada.
miércoles, 23 de noviembre de 2011
Cenizas (I)
Quema el tiempo que nos queda. Préndele fuego y míralo arder. Esparce las cenizas del ayer. Vomita los segundos que guardaste para cuando ya no hubiera nada que mereciera la pena conservar. Acaba con todo. Destrúyelo. Pulverízalo. Y cruza los dedos. Tal vez el Ave Fénix sea real. Tal vez seamos capaces de resucitar. Tal vez aún quede algo que salvar.
martes, 22 de noviembre de 2011
Coser y cantar
Dime cuánto tiempo más aguantarás, cuántas mentiras contarás, cuántas verdades dispararás. Dime cuánto tiempo tardarás en abrir la boca y no volverla a cerrar, en mirar al frente y echar a andar, sin parar, sin volver la vista a atrás. Dime que me echarás de menos o, mejor aún, no me lo digas. Sé sincero por una vez, sólo una. Dime que no te acordarás de nuestros sueños sin hilvanar, de nuestras diatribas sin pespuntar, de nuestros proyectos sin enhebrar. Dime que todo lo olvidarás, hasta mi nombre centesimal, incluso mis labios sin sellar. Dime que en dos días me borrarás de tu mente sin lejía ni aguarrás, que mi recuerdo lo archivarás junto con todo aquello que ya no tendrás necesidad de volver a utilizar. Dime que fui un entretenimiento efímero y puntual, un juguete pasado de moda que tirar, una bicicleta sin ruedas ni manillar, una planta tropical que ya no te apetece regar. Dime que lo que me ocurra te da igual, que no me llamarás ni escribirás, que en dos minutos certificarás nuestro final. Dime que tu ausencia me matará, que dejarás un vacío que nunca aprenderé a llenar, que me ahogará, me asfixiará, me aplastará. O, mejor aún, no me lo digas. Que hay cosas a las que ni puedo ni me quiero enfrentar.
lunes, 21 de noviembre de 2011
Incandescente
Esta vez nos saltaremos todas las reglas. No leeremos su guión, no cantaremos su canción, no recitaremos con emoción sus versos escritos con fruición. Traspasaremos el margen del papel cuadriculado y, esquinados en la orilla del río de los audaces, contemplaremos cómo se ahogan los más cobardes. Nadaremos contracorriente. Nos sumergiremos en el agua más ardiente. Enfriaremos los ánimos más calientes. Inventaremos un nuevo motivo para hincarnos el diente. Es un tema recurrente. Tus labios y mis labios como los decisores más sabios. Desgraciadamente, mi boca y tu boca ya no se tocan. Seguimos las decisiones adoptadas por las mentes más preclaras, pero esta noche sólo quiero que arda Troya. Esta noche, contemplaré junto a Nerón la destrucción de Roma. Canta la lira los poemas menos épicos y yo sólo quiero escribir los versos más utópicos, las cartas más alérgicas, las novelas más enérgicas. Mírame a los ojos y dime que es verdad, que este momento no es algo que se pueda imaginar.
jueves, 17 de noviembre de 2011
La noche descarnada
Dos almas desgarradas mirándose a la cara apuestan todo lo que tienen al negro más oscuro. Creen que no pueden perder, pero lo hacen. El rojo es ahora quien vence. Un corazón descarnado que acaba de encontrar un corazón más descarnado aún. Ninguno quiere curarse de sus heridas ni sabe cómo hacerlo. Se regodean en su dolor. Contemplan el fluir de la sangre fuera de las venas. Creen que no sobrevivirán mucho más allá de Navidad, pero se vuelven a equivocar. La soledad no existe ya. El dolor dividido entre dos no resulta tan opresor. Su agujero negro atrae y absorbe a su agujero negro y en el suelo yacen dos cuerpos exhaustos, después de devorarse antes de ser devorados por el tiempo. Podrían morir ahí mismo, pero ya no tienen ganas de sumergirse en una nada que no haya sido creada por su sinestesia exacerbada. Así que se levantan y vuelven a mirarse a la cara. Dos pares de ojos incendiados por la fiebre de la trascedente omnisciencia. Ahora ya lo saben todo. Ahora ya no saben nada.
sábado, 5 de noviembre de 2011
Confesión nocturna
Sólo tus oídos conocen la verdad. Sólo ellos escucharon las palabras ocultadas, la confesión soterrada, la risa disfrazada. La noche fue mi aliada. Tu sueño, mi coartada. Tu respiración acompasada, mis alas desplegadas. La coctelera sobreagitada yace ahora abandonada en la cocina semilimpiada. Mis susurros sólo reflejan el absurdo de este invento tan burdo. Se escurren los segundos. Decapito los minutos. Guillotino tu suspiro más turbio. Alumbrada la mañana me sepulto entre tus sábanas y finjo que no ha ocurrido nada. Sólo tus oídos conocen la verdad, que ya no te quiero querer más, pero no me consigo despegar de tu extraña forma de besar.
Mi canción del día
"I feel numb most of the time. The more I get the higher I'll climb and I will wonder why. I got dark only to shine. Looking for the golden light. Oh, it's a reasonable sacrifice."
jueves, 3 de noviembre de 2011
Ficción
No verás el fin del mundo. No moriré entre tus brazos. No me perderé entre tus labios ni resucitaré acostada en tu regazo. No me buscarás. Te casarás con la mujer ideal y tendréis cinco hijos que educar y alimentar. Yo me divorciaré del hombre perfecto y buscaré un nuevo puerto al que anclar todos mis desiertos. Contemplaré los fuegos artificiales de tus sueños más carnales. Rojo, azul, verde, amarillo. Poco importa el color. Nada puede maquillar este dolor. El amor es una invención, un cuento chino, una función representada con fruición por un velazqueño bufón. Cae el telón. En un lado de la cortina, tú y yo. Al otro, todo aquello que nos causa horror. Una vida perfecta nunca fue mi ambición. Atarte desnudo a mi colchón se acerca más a mi mayor ensoñación. Pero el destino nos la jugó. Nuestro autor nos separó. Siempre fuimos personajes de ficción que se negaron a leer en voz alta su guión. Unamuno tenía razón. Cierra los ojos. Imagina el triunfo del corazón sobre la razón. Ahora despega los párpados y enfréntate a la más terrible semana de pasión. Corona de espinas. Cruz que se clava en las costillas. La herida canina e incisiva. La sangre fluida e intuitiva. Tu voz deshaciéndose en mis papilas gustativas. Ansiedad imperativa. Instinto suicida. Red que amortigua la caída. Fosa para enterrarme viva. Tus pupilas sin salida. Habrá que inventar otro plan de huida.
miércoles, 2 de noviembre de 2011
Nico
Tres semáforos en rojo impidieron que Nico llegara a tiempo. Tres semáforos en rojo le detuvieron innecesariamente durante más tiempo del previamente calculado. Tres semáforos en rojo tiraron por tierra sus más vanas esperanzas de obtener lo que llevaba media vida ansiando. Cuando finalmente alcanzó la meta, ella había volado. Puntualidad británica, le había advertido desde el principio y cumplió su amenaza sin temblarle el pulso. En mitad de la Plaza Mayor, Nico se siente más pequeño que nunca, pero sabe que es un gran imbécil. Nunca debió apurar tanto. Tendría que haber llegado cuatro horas antes para evitar que su destino quedara a merced de la arbitrariedad de tres semáforos advenedizos, pero ya es demasiado tarde para abrazarse al arrepentimiento. Quizá pueda seguir su rastro. Al fin y al cabo, siempre tuvo buen olfato, aunque sólo fuera para los negocios.
domingo, 30 de octubre de 2011
Adimensional
Primero se dilata su pecho. Después, sus pupilas. Luego, su vagina. Llegados a ese punto es imprescindible encontrar a alguien que la contraiga. No es fácil. Es una mujer demasiado extensa, demasiado vasta, demasiado inabarcable, totalmente infinita. En realidad, nunca ha encontrado a nadie capaz de reducirla a sus justos términos. Nadie ha sabido calcular correctamente sus dimensiones. Muchos se quedaron cortos. Otros muchos, excesivamente largos. Sólo uno la midió correctamente, pero tuvo miedo de devolverla a su auténtico ser. No se acercó, no la tocó, sólo la observó, de lejos, en la distancia, a salvo. Descifró la ecuación que explica todas sus incógnitas, pero no quiso compartir su descubrimiento con el mundo y ella nunca recuperó su tamaño primigenio. Puede que por eso no muriera nunca. No habría encajado en el ataúd originalmente diseñado para enmarcar sus restos inmortales. Él tampoco falleció nunca. No quería perderse la evolución de la mujer más involucionada del mundo.
Mi canción del día
"Nadas siempre sola, buscando sumergirte de todas las maneras posibles. Sobre el oceáno, canciones de un mar lejano. No las entiendes. Te cantan siempre en idiomas raros. Parecen que expliquen la vida en un barco. Tu hogar salado. Aquel verano sin amarras".
lunes, 24 de octubre de 2011
No lucharé hasta el final
No lucharé hasta el final. Se me acabaron las ganas de pelear. Un segundo antes de fracasar optaré por abandonar. Salvaré lo que se pueda salvar. Lo demás me da igual. Te dejaré atrás. Huiré a otro lugar. Volveré a empezar. Me olvidarás. En dos semanas, dejaré de llorar. Un nuevo futuro que moldear a mi absoluta voluntad. Infinitas ganas de regresar. Dolor intracraneal. Mil recuerdos que borrar. Disco duro de agotada capacidad. Habrá que formatear. Desde el principio hasta el final supe que acabaríamos mal. Tú, encadenado a tu hogar. Yo, alérgica a cualquier compromiso de fidelidad. Una historia demasiado familiar, repetida hasta la saciedad, ensayada y vuelta a ensayar. Imposible rebobinar. Estrellados contra el muro de la realidad, no te puedo mirar al hablar y tú no me puedes perdonar mi duda más nuclear. No lucharé hasta el final. Me quieres matar y yo me quiero asesinar. Ninguno de los dos tendrá la oportunidad de asestar el golpe mortal. Otro me degollará o me ahorcará. Tu puñal nunca me atravesará. El mar nos separará y sólo nuestro amor fallecerá.
Mi canción del día
"Todas las cosas que tengo a mí no me sirven en este momento. Yo no sé si tú piensas lo mismo, pero es así, se tiene que acabar".
jueves, 20 de octubre de 2011
Indigestión
Voy a vomitar nuestra lucha más carnal. Me voy a tragar las ganas de llorar. Me cortaré la voz para no gritar. Fabricaré un silencio de cristal, sólo empañado por una o dos arcadas sin ahogar. Fregarás la tierra que acabo de manchar. Todo lo enfangarás. Tu saliva limpiará mi aliento biliar. Después, el sonido de tu ausencia retumbará. Mi úlcera volverá a sangrar. Tendré un nuevo colapso intestinal. Resucitará mi insuficiencia renal. Me abrazará un coma mortal. Mi aparato digestivo nunca supo digerir tu olvido.
miércoles, 19 de octubre de 2011
Razzmatazz
Te irás detrás de una chica Razzmatazz. Me dejarás sin posibilidad de protestar. Te equivocarás. No habrá marcha atrás. Te arrepentirás. Nunca me olvidarás. Intentarás regresar. Descubrirás que hay otro en tu lugar. Llorarás. Suplicarás. No sabrás toda la verdad. Que fui yo quien te indujo a escapar porque no quería cargar con la culpabilidad de tenerte que abandonar.
martes, 18 de octubre de 2011
Centro de levedad
Primero reconocí tu barba, negra, descuidada, no muy poblada, casi nunca afeitada. Luego fue tu mirada, profunda, vacía, demasiado llena, plagada de pena. Pero fueron tus manos las que despejaron todas mis dudas, blancas, finas, delgadas, interminablemente largas. Enseguida supe que esos dedos conocían la combinación para abrir la caja fuerte de mi centro de levedad.
Mi canción del día
"Soy fan de ti, de tus maneras de vivir. Eres un animal salvaje. Es lo que dicen por ahí".
lunes, 10 de octubre de 2011
El imperio del sol
Ya no estás arrepentida de tu ataque suicida. No fue un desperdicio toda la saliva tirada por la borda. Salpicó a quien nunca se mojó. Ensució a quien nunca se manchó. Ahogó a quien siempre nadó sin flotador. Aún así, casi te mató. Tu propia saliva, casi te ahorcó. Pero el luchador te salvó, de ti misma y del leñador que siempre corta por la mitad a quien osa alzar la voz. Sus puños vencieron al hacha. Sus manos estrangularon la garganta del opresor y nadie defendió la memoria del dictador. Liberados del yugo aniquilador, tú y él de la mano desfilasteis por el corredor. Se escuchó un himno glorificador del día en el que todos vieron con horror cómo la piel puede más que las amenazas de acero, la pólvora y el terror. Lástima que sólo tú y él os atrevierais a mirar directamente al sol. Los demás nunca se decidieron a comprobar hasta dónde puede llegar un corazón henchido de valor y dispuesto a soportar todo tipo de dolor.
sábado, 8 de octubre de 2011
De ratas y hombres
Cuando el barco se hunde, las ratas se arrojan por la borda y nadan hasta la orilla. Ahora que vemos el iceberg que desgarrará la quilla, deberíamos empezar a desratizar la nave si no queremos que los roedores más viles acaben dominando el mundo.
jueves, 6 de octubre de 2011
Colillas (I)
Necesito verte, pero no estás. Te echo de menos cuando te vas. Te busco en las colillas de la puerta del bar. Te encuentro bajo el posavasos de la barra sin limpiar. No tiene sentido madrugar si nunca nos llegamos a acostar. El sol hace tiempo que salió ya. Tus pecados son imposibles de borrar. Los míos ni siquiera se pueden pronunciar. El dolor de la historia que se repetirá, por mucho que lo tratemos de evitar. Tus excusas junto al mar. Mis promesas de cambiar. Dos idiotas tratando de encajar en un mundo en el que, en realidad, no quieren penetrar.
Mi canción del día
"Mírame, soy feliz, tu juego me ha dejado así. Consumir, producir, la sangre cubre mi nariz. No sé dónde quedó el rumor que nos vió nacer, pagó la jaula al domador."
domingo, 2 de octubre de 2011
Disparos (I)
Haz de tripas corazón y dispara al esternón. Es la única solución. O te inmolas tú o me inmolo yo. Ya tomé la decisión. No necesitamos celebrar ninguna convención. No habrá una votación. Encerrados en esta habitación, ocultándonos del sol, aniquilamos todo este amor generado por espontánea combustión, condenado sin remisión al olvido o a la aniquilación. No hay trampa ni cartón. O mueres tú o muero yo. No hay otra opción. Haz de tripas corazón, cierra los ojos y revienta mi esternón.
Mi canción del día
"Me has disparado a la cabeza, pero yo soy inmortal. No es a mí a quien apuntabas. Dime a quién quieres matar".
jueves, 29 de septiembre de 2011
Heridas (II)
Me caí de las ramas de tus brazos. Me partí la pierna. Me rompí tres costillas. Me torcí la muñeca. Dolorida, volví a trepar. Esta vez me agarraré con más fuerza. Esta vez no me podrás tirar.
miércoles, 28 de septiembre de 2011
martes, 27 de septiembre de 2011
Mi canción del día
"No te echaré de menos en septiembre. Verano muerto. Veré a las chicas pasar. Será como aquella canción de los años 80. Seré como el tipo que algún día fui".
PD: Cada vez estoy más convencida de que Ricky Falkner debería ser nombrado patrimonio de la humanidad.
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Mi vida en gris
Mi vida en gris fruto de tu huida añil. Dolor multiplicado por mil. Acostarme contigo y despertarme sin ti. Soledad de aquí hasta el fin. Miro por la ventana y me sumerjo en la nada de la ciudad acostada. Me preparo una tostada y muerdo con desgana las migas desbaratadas. ¿Qué fue lo que hice mal? ¿Por qué te fuiste sin avisar? ¿Por qué no quisiste verme despertar? Ducha fría para cortar la exigua digestión. Me seco con el camisón y me visto sin ilusión. La cama continúa deshecha y yo, maltrecha. Poso en la mesa el peso de la certeza de que esta vez no he salido ilesa. Te llevaste un pedazo de mí, el más importante y fundamental, el único que me otorgaba cierta entidad. Me lo arrancaste sin preguntar si te lo quería entregar. Te lo habría regalado sin dudar. ¿De qué me sirve si no me quiero recordar? Yo ya no quiero ser yo. No me gustan las sobras de mí misma, lo que no quisiste rebañar con un pedazo de pan, lo que quedó en el plato que ahora tengo que fregar. Soy una mujer desdibujada que se diluye en la nada de un millón de noches malgastadas. Soy una línea quebrada que no puede ser enderezada ni empalmada. Soy un círculo sin principio ni final que gira sobre sí mismo durante toda la eternidad. Soy tres comas suspensivas que ponen fin al texto más ruin. Soy el eco irreverente de los más oscuros secretos de tu mente. Soy la sombra reglamentaria de tu complejo de Peter Pan. Soy la posibilidad que se destapa cuando tiras de la manta. Soy la foto que no colgarás del marco de lo que será.
lunes, 26 de septiembre de 2011
Mapas y croquis
Sé que estás ahí, pero no sabría decirte dónde exactamente. Supongo que en un lugar muy muy lejano, escribiendo sobre mí mientras yo escribo sobre ti. Biorritmos acompasados. Almas sincronizadas. Cuerpos divorciados. Sólo soy un producto de tu imaginación, una alucinación de tu noche más ebria, el borrón que escupió tu pluma tras su hemorragia interna. Soy tu mayor invención, tu más insigne creación, el colofón perfecto a tu eterna meditación. Sé que estás ahí, pero no sabría decirte dónde exactamente. Y sé que cuando te vayas a dormir, yo dejaré de existir.
sábado, 24 de septiembre de 2011
Heridas (I)
Hay una herida entre mis piernas que sólo tus dedos saben taponar, que sólo tus manos pueden suturar, que sólo tus labios son capaces de cicatrizar. Pero a ti te da igual y dejas que la sangre corra, que el desgarro aumente, que el agujero se llene de un inabordable e inmenso vacío. Tus uñas arañan otras epidermis, pero son mis células las que permanecen adheridas a tus cutículas, dueñas y señoras del techo de tus falanges, conquistadoras de tus huellas dactilares.
Mi canción del día
"Sé que mi amor es inmigrante de tu corazón, a veces palpitante y otras con terror".
jueves, 22 de septiembre de 2011
Exhumación
Rescato las palabras enterradas, les limpio la tierra oxidada, las lavo y las seco al sol. Algunas aparecen descoloridas, otras marchitas y arrugadas, otras agusanadas y enlodadas, sólo algunas permanecen incorruptas, resistentes al paso del tiempo y a todo tipo de putrefacción. Sólo ellas merecen volver a respirar. Las demás retornarán al infierno de lo que nunca se debió expresar, de lo que no merece la pena recordar, de lo que es mejor volver a sepultar. Sólo las elegidas perdurarán, inscritas en el mármol de mi estela sepulcral, tatuadas en tu piel cuarteada por la sal, dibujadas en el aire que no paramos de exhalar, suspendidas en las nubes que coronan Nunca Jamás, titilantes en un cielo de papel albal, rutilantes e ignorantes de cómo se llega al mar.
Mi canción del día
"Si no has vendido aún tus sueños, todavía hay un remedio. Quien quiera hablar que pierda el tiempo, yo quiero hablar, pero en silencio".
miércoles, 21 de septiembre de 2011
Morse
Si no te encuentro es porque no te busco, porque no quiero encontrarte, porque no quiero quererte, porque me gustaría crucificarte del madero más podrido del bosque más caduco. Si no te olvido es por mi memoria de elefante, por las reglas nemotécnicas que me enseñaste, por las rimas que me dedicaste, por los libros que me regalaste. Si no te mato es porque no tengo un cuchillo de carnicero para descuartizarte, para partirte en mil pedazos y luego convertirte en carne picada y freír tu sangre en aceite hirviendo. Si no me escondo es porque no me buscas, porque no quieres encontrarme, porque te gustaría emparedarme entre los gruesos muros de la fortaleza más inexpugnable. Si no grito es porque ya no me queda voz para quejarme de este perenne dolor. Tú me la robaste, me la arrancaste de la garganta con tus dedos de alambre, la empaquetaste y la enviaste a ninguna parte, sin sello ni remitente, sin destinatario consistente. Y ahora muevo los labios, pero nadie los lee, porque nadie me ve, nadie oye los gestos de socorro de una muda que nunca se fió del Morse.
martes, 20 de septiembre de 2011
Calabazas
Tengo sangre en la garganta, saliva en los ojos y lágrimas en los labios.
Cada vez que salgo a la calle, te busco, pero nunca te encuentro.
El polvo obtura mis oídos y me impide oír el grito de tus manos, ansiosas por atraparme.
Finjo que todos mis orificios están libres de ti y bailo como si fuera una ménade adorando a Dionisio.
Se acaba la noche y con ella una nueva oportunidad de tropezarme contigo.
Sé que la mañana no será más fructífera y conforme fallecen los minutos se extingue mi fe en el destino.
Una atracción a primera vista como dolor reflejo de un amor en una vida pasada.
Una concatenación de casualidades iniciales que se rinden ante mi empeño de provocar un nuevo choque frontal.
El vino que anega mi estómago y el ron que circula por tus venas.
Chupitos que yacen en la barra esperando a que alguien cometa la imprudencia de tragárselos.
Cartas que no adivinan el futuro, pero que dejan al descubierto tus intenciones y mis temores.
Nieve que deslinda nuestro abanico de movimientos invisibles.
Autobuses que se largan sin que yo diga nada.
Rosas que se marchitan en el balcón.
Calabazas que se hielan en la terraza.
Palmeras sin dátiles ni plátanos.
Moldes de escayola que intentan imitar a los amantes de Teruel.
Tonta ella y tonto él.
Barro en las uñas de tanto escarbar en la superficie de lo que todo el mundo cree a pies juntillas.
Sed de coca-cola sin whisky y de sangría sin fruta.
Hambre regurgitada y vomitada.
Pensamientos retrasados y atrasados que impiden avanzar.
Seguridad en medio del caos.
Verónicas a media noche para esquivar al undécimo toro que me trata de ensartar.
Poco a poco lo veo todo con claridad y me doy cuenta de que debo morderte sin piedad, antes de que la romántica tuberculosis tiña de rojo el kleenex con el que me limpio los trozos de cerebro que se me escapan por la nariz.
Cada vez que salgo a la calle, te busco, pero nunca te encuentro.
El polvo obtura mis oídos y me impide oír el grito de tus manos, ansiosas por atraparme.
Finjo que todos mis orificios están libres de ti y bailo como si fuera una ménade adorando a Dionisio.
Se acaba la noche y con ella una nueva oportunidad de tropezarme contigo.
Sé que la mañana no será más fructífera y conforme fallecen los minutos se extingue mi fe en el destino.
Una atracción a primera vista como dolor reflejo de un amor en una vida pasada.
Una concatenación de casualidades iniciales que se rinden ante mi empeño de provocar un nuevo choque frontal.
El vino que anega mi estómago y el ron que circula por tus venas.
Chupitos que yacen en la barra esperando a que alguien cometa la imprudencia de tragárselos.
Cartas que no adivinan el futuro, pero que dejan al descubierto tus intenciones y mis temores.
Nieve que deslinda nuestro abanico de movimientos invisibles.
Autobuses que se largan sin que yo diga nada.
Rosas que se marchitan en el balcón.
Calabazas que se hielan en la terraza.
Palmeras sin dátiles ni plátanos.
Moldes de escayola que intentan imitar a los amantes de Teruel.
Tonta ella y tonto él.
Barro en las uñas de tanto escarbar en la superficie de lo que todo el mundo cree a pies juntillas.
Sed de coca-cola sin whisky y de sangría sin fruta.
Hambre regurgitada y vomitada.
Pensamientos retrasados y atrasados que impiden avanzar.
Seguridad en medio del caos.
Verónicas a media noche para esquivar al undécimo toro que me trata de ensartar.
Poco a poco lo veo todo con claridad y me doy cuenta de que debo morderte sin piedad, antes de que la romántica tuberculosis tiña de rojo el kleenex con el que me limpio los trozos de cerebro que se me escapan por la nariz.
Anuncios lunáticos (VII)
Mujer abierta en canal busca limón y sal para acompañar el tequila necesario para desinfectar su herida universal.
jueves, 15 de septiembre de 2011
La cuenta atrás
El roce de tus dedos fue el preludio del cataclismo universal. Comenzó la cuenta atrás. Tic-tac, tic-tac. Tu huella dactilar imposible de borrar, resistente a la lejía y al aguarrás. Yo que no paro de temblar. Tú que ni vienes ni te vas. Cierro los ojos porque no quiero mirar, pero supongo que da igual. Hay destinos que no se pueden evitar.
martes, 13 de septiembre de 2011
Revolución rusa
Te pasas el día esperando a que todo cambie, pero nada ocurre. Todo permanece inmutable e insoportablemente igual. Crees que te has equivocado, que el presentimiento no era acertado, que tu intuición se ha evaporado y no te das cuenta de que los grandes cataclismos pueden preverse con días, semanas, meses, incluso años y siglos de antelación. No es inminente tu ejecución, pero se acerca indolente tu condenación.
lunes, 12 de septiembre de 2011
Estabas allí, pero no te vi
Estabas allí, pero no te vi. No logré percibir tu afilada nariz. Llegué, vi y vencí; pero, en realidad, perdí. Me fui sin despedirme de ti. Me reí de ellos y de mí. Resolví no volver a mentir. En sólo unos segundos, caí. Repetí hasta el fin que ya no me acordaba de ti. Reí, bebí y volví a reír. Estabas allí, pero no te vi. No te presentí. Ni siquiera te olí. Salí de allí para huir de mis ganas de morir. Te describí al alguacil. Se burló de mí. Me cagué en ti. Corrí hasta dejar de sentir mi incapacidad de vivir. Estabas allí, pero no te vi y ahora es tarde para acordarme de ti.
domingo, 11 de septiembre de 2011
Nostalgia
Hay cierta nostalgia imberbe suspendida de la punta de tus pestañas más longevas. Nostalgia de los atardeceres fenecidos antes de tiempo y de los amaneceres no alumbrados. Nostalgia de las horas desgastadas y de los minutos no estrenados. Nostalgia de los años infantiles y de los meses seniles. Nostalgia del tiempo que nunca compartimos y de la vida que siempre dividimos. Y aún así siempre repetimos los errores cometidos y nos alejamos de los aciertos cosechados, deleitándonos en la contemplación de una nueva Roma devastada, pasto de las llamas provocadas por nuestras almas incendiadas. Apaga el fuego o consúmete en la hoguera y arroja tus cenizas al Ganges o a los Andes o simplemente deja que se deslicen por cualquier desagüe, fundiéndose con la cal de un agua supuestamente potable.
Anuncios lunáticos (VI)
Mujer sin duplicar busca hombre omnipresente capaz de otorgarle el preciado don de la ubicuidad.
viernes, 9 de septiembre de 2011
Zona 0
Nuestros viajes nunca se cruzaron, nunca nos olimos, nunca nos rondamos, no nos acosamos ni asediamos. En realidad aún no sé cómo ni por qué nos encontramos. Puede que el destino estuviera dormido o, justo todo lo contrario, que despertara tras una larga siesta de casi treinta años de duración. Puede que fuera una cuestión de simple estadística o que rompiéramos las leyes más elementales de la probabilidad. Puede que aquella noche fuera una gran equivocación o que el error fuera no prolongar artificialmente la madrugada más extraña que jamás se tropezó en mi camino. El lugar de coincidencia fue tan insólito como inesperado. Las circunstancias del choque, demasiado inaprensibles para plasmarlas en un papel. Algo flotaba en el aire o quizá éramos nosotros los etéreos. Tú desafiando tus principios más básicos. Yo negando mis pilares de carga. En un segundo se derrumbaron todos nuestros rascacielos o quizá fuéramos nosotros quienes decidiéramos demolerlos en menos que canta un gallo. No hubo orden de desahucio ni indemnización expropiatoria. La mayoría de las creencias que habitaban los gigantescos edificios de hierro y cristal perecieron antes de que pudieran ser evacuadas. Zona 0. Toca volver a empezar, pero ya no quedan arquitectos capaces de diseñar una ciudad medieval. Las líneas rectas ya no nos sirven. Sólo las curvas estrechas pueden cobijar nuestros nuevos yos. Sólo en las catacumbas hallaremos la salvación.
jueves, 8 de septiembre de 2011
Gina
Sentada en la sala de espera, Gina comienza a dudar de su decisión inicial. Está claro que no es Pamela Anderson, pero nunca ha pretendido serlo. Tampoco es Keira knightley, a Dios gracias. Y, sin embargo, todas las revistas la incitan a aumentar su pecho una talla para alcanzar las proporciones perfectas. La televisión llega a sugerir que sean dos las tallas incrementadas. Sus amigas ya han dado el paso. Todas defienden que, en la actualidad, el mejor amigo de una mujer no son los diamantes, sino la silicona. Puede que tengan razón. Al fin y al cabo la silicona te ayuda a pescar a alguien capaz de proporcionarte todos los diamantes que quieras. Sí, es necesario que dé el paso. Se trata de una inversión en autoestima, carisma y poder de atracción. Sí, es justo lo que necesita en este momento de su vida y puede obtenerlo a un precio más que económico. Una enfermera de la clínica la llama por megafonía, anunciando que, finalmente, ha llegado su turno. Lentamente se levanta y camina hacia la consulta 17. Se trata sólo de una primera toma de contacto. Viene a pedir información, no a contratar ya la operación. Y aún así es incapaz de abrir la puerta. Sigilosamente, tratando de pasar desapercibida, se desliza como un reptil hacia la salida. Ya en el ascensor se toca las tetas y piensa en la mastectomía de su madre. Sí, debería ser un crimen que un bisturí abra un pecho si no es para extirpar un cáncer.
miércoles, 7 de septiembre de 2011
Hoy y mañana también
Hoy quiero hablar del todo y la nada, del negro y el blanco, de lo grande y lo pequeño, de lo falso y lo cierto. Hoy quiero olvidarme de mí sin acordarme de ti, alejarme de aquí y no volver a reír. Hoy quiero ser tú, sólo un instante, y descubrir cómo late un corazón lleno de petróleo. Hoy quiero que seas yo, sólo un segundo, para que comprendas la sangre malva que circula por mis venas. Hoy no quiero ser nadie y quiero ser todos, patéticos muñecos de trapo que se inclinan hacia donde sopla el viento. Hoy no me quieres ver, igual que ayer y antes de ayer. Hoy me miro en el espejo y hablo largo y tendido con mi reflejo. Me susurra frases del revés que se rompen a mis pies. Hoy no quiero esconder mis ganas de volverte a ver. Hoy y mañana también.
lunes, 5 de septiembre de 2011
Y ahora sólo quiero dormir
Y ahora sólo quiero dormir. Da igual si es contigo o sin ti. Y ahora sólo quiero dormir y no tener que decidir cuándo he de empezar a huir, a alejarme ya de aquí. Ahora sólo quiero dormir y no tener que asumir que es difícil compartir el ardor de esta cicatriz, que es imposible percibir su perfume en tu nariz, que ya es hora de partir, aunque no quiera salir como destronada emperatriz. Ahora sólo quiero dormir y olvidarme ya de ti, inconsciente ya de mí, perdido todo pedigrí. Y ahora sólo quiero dormir sin tener que repetir que no eres tú la cicatriz que recorre mi matriz. Y ahora sólo quiero dormir para no tener que intuir esas manchas de carmín que borraste antes de venir. Y ahora sólo quiero dormir para reunir fuerzas y mentir. Que no eres tú la cicatriz que me duele hasta morir. Que su aroma en tu nariz no se puede distinguir de las manchas de carmín que limpiaste al venir. Y ahora sólo quiero dormir antes de decir que quizás no quiera huir, sino diluirme sobre ti. Y ahora sólo quiero dormir. Y ahora sólo quiero dormir. Y ahora sólo quiero dormir. Y ahora sólo quiero dormir. ¡Shhhhhhhhhhhhh!
Entierros (I)
La indiferencia llegó. Desapareció todo el dolor. Ya no hay cadáveres enterrados bajo mi colchón.
jueves, 1 de septiembre de 2011
Terraplén
Pelo corto, nuca al aire, sentimientos a flor de piel, sueños de papel maché. Puede que nunca te llegue a entender, pero me encantará ver cómo te esfuerzas en perder la posibilidad de convertirte en mi rehén. Rodaremos por el terraplén, desgarrándonos la piel, incrementando las ganas de morder, muertos de sed, pero sin oportunidad de beber. Nos pondremos de pie y echaremos a correr. Dos estúpidos tratando de desaparecer de este mundo lleno de hiel.
Caídas (I)
Intento no tropezar dos veces con la misma piedra. Tú eres la única china que siempre me tira al suelo.
miércoles, 31 de agosto de 2011
Walking Dead
Las lágrimas de tu corazón tiñen de sangre el lado izquierdo de tu pecho. Trato de exprimir hasta la última gota de dolor, pero sólo consigo que todo sea peor. Un muerto viviente me mira a los ojos y fantasea con devorar el poco cerebro que me queda. Me asusto y grito. Tú me tapas la boca y comienzas a sorberme el seso. No hay resistencia que valga. Se acabó lo que se daba. Fin de la partida. El juego ha terminado. Game over y otras mil formas de expresar una misma idea. Ahora somos dos zombies desubicados que vagan por el mundo de los vivos fingiendo ser como el resto de los mortales. No protagonizaremos ninguna exitosa serie de televisión ni ninguna película gore. No queremos matar a nadie. Tú me destruiste a mí porque dices que yo te aniquilé antes. Ahí terminan nuestras ansias homicidas. No hay más víctimas apetecibles. Disimulamos con colonia el hedor de la putrefacción de nuestras entrañas, tapamos con maquillaje la degeneración de nuestra epidermis y nos pegamos las uñas con superglue cada vez que se nos desprenden de los dedos. Nadie nota nuestro cadavérico aspecto. Puede que nunca estuviéramos demasiado vivos. Puede que ya naciéramos muertos.
martes, 30 de agosto de 2011
Te eché de menos
Te eché de menos, pero nunca te lo dije. Fingí que tu ausencia me era indiferente y oculté el vacío persistente tras mil sonrisas impenitentes. Luego volviste y desapareció el dolor, pero yo volví a fingir y pretendí que tu presencia no me resultaba iridiscente, ocultando mi mirada de amor adolescente tras un rictus ambivalente. Y así pasan los días, a veces vacíos, otros llenos, siempre fingidos, nunca vividos. Y cuando llegue la hora de la verdad tendrás que succionar todos los secretos que hoy me empeño en ocultar. Me los arrancarás con tu verborrea más letal y mil aguijonazos disparados sin piedad o se pudrirán y devorarán mis ganas de volverme a equivocar.
miércoles, 24 de agosto de 2011
Gotas de sudor
Una gota de sudor resbala por tu esternón. Hace calor y la cabeza me explota de dolor. Tres gotas de sudor resbalan hasta mi corazón. Hace calor y ya no eres mi tabla de salvación. Una gota de sudor que une el tú y el yo. Hace calor, pero no quiero abrir el balcón. Tres gotas de sudor se evaporan sin remisión. Hace calor y cruje el colchón. Una gota de sudor se detiene en medio de tu esternón. Ya no hace calor. Alguien abrió el congelador.
lunes, 22 de agosto de 2011
A media luz
A media luz todo se ve mejor. Tus ojos reflejados en el televisor, tu mano derecha tratando de desabrochar mi sujetador, el extraño color de tus ojos entre miel y marrón. La tarde de agosto había sido total y absolutamente improductiva. Mil conversaciones insustanciales carentes de cualquier atisbo de acción derivaron en un atardecer lento y farragoso que iluminó tus intenciones más oscuras y mis deseos más sombríos. A media luz todo se ve mejor. Nuestro beso reflejado en el televisor, la liberación de mi sujetador, tu oreja acariciada por mi dedo corazón. Fue un atardecer eterno e inenarrable, que no tiene sentido tratar de describir. Un atardecer de luz tamizada y contornos diluidos, de colores ocres y amarillos, de sudores vespertinos y palabras que nunca nos dijimos. A media luz todo se ve mejor. Nuestros cuerpos reflejados en el televisor, el suelo cubierto por mi sujetador, el mordisco que no me devoró.
miércoles, 17 de agosto de 2011
Crimen frustrado
Te clavo un cuchillo en la espalda, pero tú no sangras. Caminas hacia el frente, indolente, inconsciente de la herida abierta, aunque seca, del cuchillo hundido y su cortante filo. Yo corro tras de ti, arrepentida de mi instinto homicida, culpable de mi alma vengativa. Me crucifico en la madera de tus brazos sin clavos que atraviesen nuestras manos, sólo cuerdas que atan nuestros miedos y grandes desvelos, nuestras dudas enterradas bajo las dunas iluminadas por una eclipsada luna. Quiero arrancar el cuchillo, quiero cerrar la herida, quiero ver la sangre que corre por tus venas, pero no puedo. Temo hacerte más daño al tratar de curarte que al intentar herirte. Nada me sale bien. Siempre obtengo el resultado contrario al pretendido. Se separan nuestras extremidades y se funden nuestros ojos. ¿Qué color se obtiene al mezclar marrón con azul? Creo que nunca me lo enseñaron en la escuela. Tampoco en Barrio Sésamo. Sonríes y te llevas la mano a la espalda, desclavando sin esfuerzo el puñal envenenado. Me devuelves el arma inofensiva. Y vuelves a alejarte. No hay herida, no hay sangre, ni siquiera cicatriz. Sólo una espalda marmórea que se ríe de mí. Definitivamente, no nací para asesina.
Mi cita del día
La única diferencia que hay entre un capricho y una pasión eterna es que el capricho dura un poco más de tiempo.
Oscar Wilde.
Oscar Wilde.
martes, 2 de agosto de 2011
Balón medicinal
No fue mi decisión, sino tuya. Mírame y dime que todo irá muy bien. Miénteme. Recoge mis pedazos cuando me desintegre en la acera más sucia de la ciudad más podrida. Méceme en tus brazos de dedos largos. Apriétame contra tu pecho resonante de viento. Detén el tiempo. Sé el sustento de mi interminable lamento. Prolonga el dolor para que no se extinga nuestro amor. Exprime mi corazón. Cántame otra canción. Desabrocha otro botón y avanza hasta llegar al ansiado revolcón. Tú y yo sin edredón, reventando la habitación con el eco de toda nuestra emoción. La flor se marchitó, pero aún queda algo de su exquisito olor, mezclado con el hedor de su putrefacción. Ya no me queda ninguna ambición. Me conformo con leer tu patético guión. Pero recuerda que no fue mi decisión, que yo ya no soy yo, sino quien tú usas como balón.
A flor de piel
No hace falta que me arranques la piel a tiras. Yo sola me basto y me sobro para despellejarme viva.
jueves, 28 de julio de 2011
La canción de la mentira y la verdad
No terminas de decidir qué es lo que tú sientes por mí y sentado en el diván del miedo a lo que los demás puedan pensar de ti me contemplas sin piedad coronada por el estigma social que me graparon por detrás sin molestarse en comprobar si algo era verdad o sólo un rumor más. Y ahora intento caminar sin inclinarme bajo el peso colosal de mil miradas disparadas al azar, deseosas de estudiar el retrato que otros pintaron mal. Y tú te alejas sin dudar, demostrando que no sabes luchar ni perdonar. Y yo me siento a esperar a que nazca quien se atreva a saltar al ancho mar de mi lacrimal. El dolor ya no es amor. El amor es tan sólo dolor. Tú y yo siempre fuimos dos segunderos del estúpido reloj de esta triste canción, escrita sin compasión por el bufón más juguetón de la corte de la traición, que baila al son del trovador de la medianoche sin colchón, que supone mi rendición ante el gran aluvión de insultos sin parangón y estocadas de refilón. Moriré junto al dragón ahogado en el formol de tu opresiva habitación. Y cesará esta visión de un futuro que pudo ser mejor y se quedó en otra ilusión de mi pulverizado corazón, de tu agrietado corazón, de nuestro compartido esternón.
martes, 26 de julio de 2011
Pipas
Cuando se acabe la bolsa de pipas ya no tendremos ninguna escusa para no hincarnos el diente. Así que comemos sin prisa pero sin pausa, tan ansiosos como temerosos de alcanzar el fatal momento final. Una, dos, tres, cuatro... De repente, decides saltarte el guión, parar de sopetón e ir en busca de algo de alcohol. Dos litronas de cerveza y cinco bolsas de pipas después, con los labios escocidos y la lengua de trapo me dices que te lo has pasado muy bien, pero que vas a perder el tren. Contemplo tus palabras agrietadas y me decido a decirte la verdad: que lo he pasado fatal y que no te quiero ver más. Nunca me gustaron los amores adolescentes. Y a ti nunca te gustaron las pipas.
Anuncios lunáticos (V)
Mujer recién depilada busca hombre sin afeitar capaz de rasurar sus fantasías más púbicas.
lunes, 25 de julio de 2011
Cumpleaños
No es cierto que me duela el cuerpo cada vez que te haces el muerto. Eres sólo un trocito de cristal incrustado en mi femoral. Si te extirpo me desangro. Si te dejo me haces daño. Tú, perro del hortelano que siempre muerde mi mano. Yo, ilusa obtusa intrusa sin ninguna escusa. Fallecieron todas las musas, pero aún queda algo de poesía en tu manera de pedir a Dios un nuevo corazón, aderezado con sal y limón para absorber mejor todo el tequila que derramas sin compasión. Vete sin decir adiós o te encerraré en el cajón que alberga la escurridiza sombra del niño que no quiere crecer, siempre dispuesta a escapar por la rendija más estrecha de toda la ciudad. Y se escapó y no volvió y ahora yo crezco sin remisión.
sábado, 23 de julio de 2011
Batalla refleja
Hoy me he enfrentado a la mujer del otro lado del espejo y mi reflejo me ha vencido.
lunes, 18 de julio de 2011
Silencio sepulcral
La ciudad duerme, pero yo no. Despierta miro el reloj y hago recapitulación de la noche en la que tú y yo volvimos a ser dos:
21 h: Una vez más, como siempre en los tres últimos meses, no apareces a la hora convenida.
21:25 h: Llegas tan acelerado como cansado. Perdona, el tráfico estaba imposible. Lo siento, de verdad. No volverá a pasar.
21:26 h: Salimos de casa.
21:27 h: Me abres la puerta del coche.
21:28 h: Me detengo un instante a contemplar la solitaria noche madrileña. En agosto todos huyen de la capital. Yo también quiero huir, pero permanezco esposada a ti.
21:29 h: Entro en tu Golf 1.6 Tdi Cr Advance 90 tras comprobar que el tráfico es imposiblemente inexistente.
21:30 h: ¿A dónde te apetece ir? No sé. ¿A cenar o al cine? Lo que te apetezca más. Me da igual. Escoge tú. A mí también me da igual. Elige tú. ¿Al cine? Casi mejor a cenar. En verano sólo estrenan bodrios hollywoodienses. ¿Y dónde quieres ir a cenar? No sé. Donde más te apetezca. Me da igual, de verdad. Elige tú.
21:31 h: Vuelvo la cabeza hacia la derecha y miro por la ventana. Silencio sepulcral. Aún se puede respirar.
21:32 h: ¿Vamos al Rustika? Odio ese sitio. La comida es demasiado cosmopolita para mí. Mejor vamos a alguna terracita de la plaza Olavide y tomamos alguna ración de algo, que no tengo mucha hambre. Además, podemos ir andando y así no tengo que mover el coche.
21:33 h: Te bajas del coche sin darme tiempo a decirte que vale.
21:34 h: Me bajo del coche.
21:35 h: Cierras el coche, me coges de la mano y caminamos sin decir nada. Silencio sepulcral, pero aún se puede respirar.
21:47 h: Nos sentamos en una terraza de la plaza Olavide.
21:48 h: Llamas al camarero más cercano y le pides una caña, una clara, unas bravas y un plato de queso y jamón serrano. No quiero bravas. Las de este sitio pican demasiado. Tampoco quiero una clara. No tengo mucha sed, así que preferiría una copa de vino. Supongo que da igual, pero tú ni te has molestado en preguntarme qué es lo que me apetecía.
22:13 h: Termino de contarte las últimas novedades semanales de mi vida insustancial. Tú no tienes nada que contar.
22:14 h: Empiezo a planear nuestras vacaciones de navidad. Todo te parece bien. Nada te parece mal. Supongo que, en realidad, todo te da igual.
22:33 h: Miras por vigésima vez tu BlackBerry y yo finjo por vigésima vez que no me doy cuenta de que es con otra con quieres estar. Silencio sepulcral. No tengo nada más que contar. Aún se puede respirar.
22:34 h: Me callo y tú no hablas. Observo a la gente pasar y tú sigues con la mente en otro lugar. Silencio sepulcral. Me empiezo a ahogar.
22:35 h: Por fin me atrevo a preguntar. Ya no puedo fingir más. ¿Quién es ella? ¿Perdona? ¿Es alguien del trabajo?
22:36 h: Por primera vez en los últimos tres meses me miras de verdad, como aquella primera noche que cenamos en el Rustika, cuando con dos copas de vino de más te atreviste a decirme que me querías a rabiar. Silencio sepulcral. Vuelvo a respirar.
22:37: No. No es del trabajo. Es mi nueva vecina. No ha pasado nada. Te lo juro. Pero no puedo sacármela de la cabeza. Se mudó al piso de al lado hace seis meses. Al principio sólo éramos vecinos de hola y adiós, pero un día me dejé las llaves dentro de casa y me vi obligado a llamar a su puerta para que me dejara saltar por su balcón a mi balcón, romper un cristal y poder entrar sin gastarme la pasta que vale un cerrajero.
22:38 h: Sí me acuerdo. Me lo contaste. La chica fue muy maja y te ayudó a saltar y después te dio el teléfono de un amigo suyo cristalero que te hizo el favor de arreglarte gratis el cristal.
22:39 h. Exacto. Lo que no te conté es que para devolverle el favor la invité a cenar un día. Hablamos y hablamos y hablamos hasta que cerraron el restaurante y luego nos tomamos un par de copas en su casa. No pasó nada. Te lo juro. O mejor dicho, sí que pasó algo, pero no fue nada físico. No nos acostamos. Ni siquiera nos besamos, pero algo se removió dentro de mí. Desde entonces quedamos de vez en cuando para cenar o ver una peli. Ella tiene novio, pero vive en Bilbao y sólo se ven los fines de semana. Por eso le gusta quedar de vez en cuando conmigo entre semana. Se siente sola. Vino a Madrid por trabajo y no conoce a mucha gente. Como te digo no ha pasado nada, ni creo que pase, porque ella está muy enamorada de Aitor, pero creo que me he enamorado de ella. No estoy seguro, la verdad. Yo te quiero. Te quiero con locura, pero últimamente es a ella a quien más me apetece ver, a quien le cuento todas mis cosas, con quien más me río y con quien más conecto. No sé si es amor o sólo una gran amistad y si no te lo he dicho antes es porque no quería poner en peligro lo nuestro por algo que no termino de saber qué es.
22:42 h: Silencio sepulcral. Me vuelvo a ahogar.
22:43 h: Empiezo a llorar y tú me intentas consolar. Me juras que me quieres, que siempre me has querido, pero que crees que también te has enamorado de ella. Sé que es una locura, que en teoría no se puede estar enamorado de dos personas a la vez, pero creo que en mi caso es así...
22:44 h: Por primera vez en los últimos tres meses te miro de verdad, como aquella primera noche que cenamos en el Rustika, cuando con tres copas de vino de más me atreví a decirte que te quería devorar. Silencio sepulcral. Vuelvo a respirar y decido que no te quiero querer más. No es por la amenaza de infidelidad, ni por tu autoengaño sin igual. Es porque ya no te puedo mirar sin pensar en dónde estará el chico que no me quiso besar en aquel pub de Tribunal al que acudí para vengar unos cuernos adivinados aún sin confirmar que ahora, tras ser negados por tres veces, sé más reales que imaginados, más disfrutados que arrepentidos, más repetidos que esporádicos y más espirituales que sexuales.
22:47 h: Quizás debamos tomarnos algún tiempo, más que nada para que puedas aclararte y decidir qué es lo que quieres y, sobre todo, a quién quieres. Sí, eso es justo lo que necesito, tiempo para aclarar mis ideas y mis sentimientos, justo eso y nada más.
22:48 h: Sé que todo ha terminado, pero me da igual. No recuerdo nada más. Palabras vaciadas de sentido, frases hechas, promesas que no se piensan cumplir, lágrimas de cocodrilo, tonterías peliculeras, silencio sepulcral y ganas de no volver a respirar.
La ciudad duerme, pero yo no. Despierta miro el reloj. Tú roncas ligeramente a mi lado. Dos semanas te bastaron para decidir que yo era la mujer de tu vida y ella sólo una tontería sin importancia, la necesaria crisis que tiene que atravesar toda pareja para hacerse más fuerte y evolucionar hacia la siguiente fase. Me juraste amor eterno y me pediste que me casara contigo. Te dije que sí y me mudé a tu piso tres días después. Así podrás comprobar que no hay nada entre Natalia y yo, que nunca lo hubo, que fue todo una ilusión de mi calenturienta imaginación.
La ciudad duerme, pero yo no, porque en algún lugar de su enorme inmensidad se encuentra el chico que no me quiso besar, que me dijo que yo era una chica demasiado especial para una noche de sexo y ya está, que me dio su número de teléfono por si algún día le quería llamar para anunciarle que había mandado a la mierda a aquel de quien me quería vengar. Borré su número al llegar a casa, no fuera a ser que alguna vez le quisiera llamar. Ahora ya no le puedo anunciar que me voy a casar con aquel de quien me quería vengar, el mismo que me pone los cuernos con nuestra vecina de al lado mientras yo estoy en el gimnasio, el que me mira de verdad y me miente sin parar y al que yo ya no puedo soportar. No es él. Soy yo. O, mejor dicho, es Él.
La ciudad duerme, pero yo no, porque no sé si el chico que no me quiso besar me conseguirá rescatar de la cama casi nupcial de la que no me atrevo a escapar. Indolente avanza el reloj, acompasado con mi corazón, sediento de un amor que no existe ni existió.
Silencio sepulcral. Dolor descomunal.
21 h: Una vez más, como siempre en los tres últimos meses, no apareces a la hora convenida.
21:25 h: Llegas tan acelerado como cansado. Perdona, el tráfico estaba imposible. Lo siento, de verdad. No volverá a pasar.
21:26 h: Salimos de casa.
21:27 h: Me abres la puerta del coche.
21:28 h: Me detengo un instante a contemplar la solitaria noche madrileña. En agosto todos huyen de la capital. Yo también quiero huir, pero permanezco esposada a ti.
21:29 h: Entro en tu Golf 1.6 Tdi Cr Advance 90 tras comprobar que el tráfico es imposiblemente inexistente.
21:30 h: ¿A dónde te apetece ir? No sé. ¿A cenar o al cine? Lo que te apetezca más. Me da igual. Escoge tú. A mí también me da igual. Elige tú. ¿Al cine? Casi mejor a cenar. En verano sólo estrenan bodrios hollywoodienses. ¿Y dónde quieres ir a cenar? No sé. Donde más te apetezca. Me da igual, de verdad. Elige tú.
21:31 h: Vuelvo la cabeza hacia la derecha y miro por la ventana. Silencio sepulcral. Aún se puede respirar.
21:32 h: ¿Vamos al Rustika? Odio ese sitio. La comida es demasiado cosmopolita para mí. Mejor vamos a alguna terracita de la plaza Olavide y tomamos alguna ración de algo, que no tengo mucha hambre. Además, podemos ir andando y así no tengo que mover el coche.
21:33 h: Te bajas del coche sin darme tiempo a decirte que vale.
21:34 h: Me bajo del coche.
21:35 h: Cierras el coche, me coges de la mano y caminamos sin decir nada. Silencio sepulcral, pero aún se puede respirar.
21:47 h: Nos sentamos en una terraza de la plaza Olavide.
21:48 h: Llamas al camarero más cercano y le pides una caña, una clara, unas bravas y un plato de queso y jamón serrano. No quiero bravas. Las de este sitio pican demasiado. Tampoco quiero una clara. No tengo mucha sed, así que preferiría una copa de vino. Supongo que da igual, pero tú ni te has molestado en preguntarme qué es lo que me apetecía.
22:13 h: Termino de contarte las últimas novedades semanales de mi vida insustancial. Tú no tienes nada que contar.
22:14 h: Empiezo a planear nuestras vacaciones de navidad. Todo te parece bien. Nada te parece mal. Supongo que, en realidad, todo te da igual.
22:33 h: Miras por vigésima vez tu BlackBerry y yo finjo por vigésima vez que no me doy cuenta de que es con otra con quieres estar. Silencio sepulcral. No tengo nada más que contar. Aún se puede respirar.
22:34 h: Me callo y tú no hablas. Observo a la gente pasar y tú sigues con la mente en otro lugar. Silencio sepulcral. Me empiezo a ahogar.
22:35 h: Por fin me atrevo a preguntar. Ya no puedo fingir más. ¿Quién es ella? ¿Perdona? ¿Es alguien del trabajo?
22:36 h: Por primera vez en los últimos tres meses me miras de verdad, como aquella primera noche que cenamos en el Rustika, cuando con dos copas de vino de más te atreviste a decirme que me querías a rabiar. Silencio sepulcral. Vuelvo a respirar.
22:37: No. No es del trabajo. Es mi nueva vecina. No ha pasado nada. Te lo juro. Pero no puedo sacármela de la cabeza. Se mudó al piso de al lado hace seis meses. Al principio sólo éramos vecinos de hola y adiós, pero un día me dejé las llaves dentro de casa y me vi obligado a llamar a su puerta para que me dejara saltar por su balcón a mi balcón, romper un cristal y poder entrar sin gastarme la pasta que vale un cerrajero.
22:38 h: Sí me acuerdo. Me lo contaste. La chica fue muy maja y te ayudó a saltar y después te dio el teléfono de un amigo suyo cristalero que te hizo el favor de arreglarte gratis el cristal.
22:39 h. Exacto. Lo que no te conté es que para devolverle el favor la invité a cenar un día. Hablamos y hablamos y hablamos hasta que cerraron el restaurante y luego nos tomamos un par de copas en su casa. No pasó nada. Te lo juro. O mejor dicho, sí que pasó algo, pero no fue nada físico. No nos acostamos. Ni siquiera nos besamos, pero algo se removió dentro de mí. Desde entonces quedamos de vez en cuando para cenar o ver una peli. Ella tiene novio, pero vive en Bilbao y sólo se ven los fines de semana. Por eso le gusta quedar de vez en cuando conmigo entre semana. Se siente sola. Vino a Madrid por trabajo y no conoce a mucha gente. Como te digo no ha pasado nada, ni creo que pase, porque ella está muy enamorada de Aitor, pero creo que me he enamorado de ella. No estoy seguro, la verdad. Yo te quiero. Te quiero con locura, pero últimamente es a ella a quien más me apetece ver, a quien le cuento todas mis cosas, con quien más me río y con quien más conecto. No sé si es amor o sólo una gran amistad y si no te lo he dicho antes es porque no quería poner en peligro lo nuestro por algo que no termino de saber qué es.
22:42 h: Silencio sepulcral. Me vuelvo a ahogar.
22:43 h: Empiezo a llorar y tú me intentas consolar. Me juras que me quieres, que siempre me has querido, pero que crees que también te has enamorado de ella. Sé que es una locura, que en teoría no se puede estar enamorado de dos personas a la vez, pero creo que en mi caso es así...
22:44 h: Por primera vez en los últimos tres meses te miro de verdad, como aquella primera noche que cenamos en el Rustika, cuando con tres copas de vino de más me atreví a decirte que te quería devorar. Silencio sepulcral. Vuelvo a respirar y decido que no te quiero querer más. No es por la amenaza de infidelidad, ni por tu autoengaño sin igual. Es porque ya no te puedo mirar sin pensar en dónde estará el chico que no me quiso besar en aquel pub de Tribunal al que acudí para vengar unos cuernos adivinados aún sin confirmar que ahora, tras ser negados por tres veces, sé más reales que imaginados, más disfrutados que arrepentidos, más repetidos que esporádicos y más espirituales que sexuales.
22:47 h: Quizás debamos tomarnos algún tiempo, más que nada para que puedas aclararte y decidir qué es lo que quieres y, sobre todo, a quién quieres. Sí, eso es justo lo que necesito, tiempo para aclarar mis ideas y mis sentimientos, justo eso y nada más.
22:48 h: Sé que todo ha terminado, pero me da igual. No recuerdo nada más. Palabras vaciadas de sentido, frases hechas, promesas que no se piensan cumplir, lágrimas de cocodrilo, tonterías peliculeras, silencio sepulcral y ganas de no volver a respirar.
La ciudad duerme, pero yo no. Despierta miro el reloj. Tú roncas ligeramente a mi lado. Dos semanas te bastaron para decidir que yo era la mujer de tu vida y ella sólo una tontería sin importancia, la necesaria crisis que tiene que atravesar toda pareja para hacerse más fuerte y evolucionar hacia la siguiente fase. Me juraste amor eterno y me pediste que me casara contigo. Te dije que sí y me mudé a tu piso tres días después. Así podrás comprobar que no hay nada entre Natalia y yo, que nunca lo hubo, que fue todo una ilusión de mi calenturienta imaginación.
La ciudad duerme, pero yo no, porque en algún lugar de su enorme inmensidad se encuentra el chico que no me quiso besar, que me dijo que yo era una chica demasiado especial para una noche de sexo y ya está, que me dio su número de teléfono por si algún día le quería llamar para anunciarle que había mandado a la mierda a aquel de quien me quería vengar. Borré su número al llegar a casa, no fuera a ser que alguna vez le quisiera llamar. Ahora ya no le puedo anunciar que me voy a casar con aquel de quien me quería vengar, el mismo que me pone los cuernos con nuestra vecina de al lado mientras yo estoy en el gimnasio, el que me mira de verdad y me miente sin parar y al que yo ya no puedo soportar. No es él. Soy yo. O, mejor dicho, es Él.
La ciudad duerme, pero yo no, porque no sé si el chico que no me quiso besar me conseguirá rescatar de la cama casi nupcial de la que no me atrevo a escapar. Indolente avanza el reloj, acompasado con mi corazón, sediento de un amor que no existe ni existió.
Silencio sepulcral. Dolor descomunal.
lunes, 4 de julio de 2011
iPod
No fue difícil encontrarlo. Ni siquiera conservarlo. El amor abandonado en cada esquina de la ciudad perdida pidiendo a gritos una gabardina que le resguarde de la lluvia más fina. Lo pedía a gritos y ella no era sorda, más bien todo lo contrario. Se paró en la tercera esquina y le tendió una mano enguantada que no desafiaba ni al todo ni a la nada. El amor la miró a la cara, entre divertido y desconcertado. Eran tantas las chicas que habían pasado de largo en los últimos días que no terminaba de creerse que, por fin, una le abriera los brazos. La observó un instante y, de repente, lo comprendió todo: ella era la única cuyos oídos no estaban taponados por los cascos de un iPod.
sábado, 25 de junio de 2011
La cama destronada
La cama es un amasijo de cuerpos putrefactos: nuestros sueños sin dueños fallecidos en el destierro de otros cuerpos. La cama es una colección de verdades asesinadas al amanecer, justo antes de echar a correr. La cama es el escenario del crimen más ancestral: palabras que apuñalan el corazón con la lógica de la razón. La cama ya no es tu cama, sino la mía, un campo de batalla donde muerdo otras bocas y grito otros nombres, mientras mis tripas se desgarran al no captar tu sabor y mis huecos no se llenan al no percibir tu olor.
Hoy he descubierto
Hoy he descubierto que una guitarra destemplada es el único instrumento capaz de imitar adecuadamente el sonido de un alma desgarrada. Aunque, para ser más exacta, debería decir que hoy he descubierto la existencia de las guitarras destempladas. Creía que las décimas de fiebre eran exclusivas de los tambores del Santo Entierro, pero supongo que también pertenecen a funerales menos santos, más terrenales, llenos de gusanos, buitres y chacales, dispuestos a roer la carne putrefacta y el tuétano de los huesos mondos y lirondos. En realidad, hoy he descubierto que todos somos muertos que vagamos por el mundo en busca de un ataúd en el que enterrar todos nuestros sueños y un poquito del dolor provocado por su idealización sin realización. O puede que tan sólo seamos ángeles pecadores, expulsados del paraíso por no atrevernos a terminar de roer la manzana de la serpiente infiel. Y escucho el rasgueo de las uñas mal afiladas hiriendo 6 cuerdas mal afinadas. Y un grito destemplado asesina la tentación de componer otra canción sin ton ni son. Porque hoy he descubierto que sin ti yo ya no soy yo y que se han detenido para siempre nuestro reloj de madera de boj y el latir de nuestro corazón de latón sin Mago de Oz.
lunes, 20 de junio de 2011
Lunatic thoughts (IV)
There's a story I don't want to tell of you and me lying in my bed and three roses to smell. There's a dream I don't need to explain of you and me flying in a plane away from any pain. There's a moment when everything went wrong and you stopped playing our song. Yesterday I felt really bad. Today I ran out of blood. Tomorrow I'll go mad.
domingo, 19 de junio de 2011
Lunatic thoughts (III)
There's a way to forget everything you said and pretend that you are dead. Unfortunately, I haven't found it yet.
martes, 7 de junio de 2011
Agua con sal
Una ola gigante remueve lo que está estancado, lo agita y lo ahoga a partes iguales, lo centrifuga sin piedad y lo sala hasta la saciedad. Ya no creo en los naufragios. Sé que no estamos aquí por casualidad. Nosotros decidimos saltar por la borda y abrazarnos a la furia del mar, pero es fácil hacer una derivación de responsabilidad y culpar como siempre al caprichoso azar. Creo que esta vez no voy a gritar. Tan sólo quiero contemplar la maravillosa fauna y flora de la fosa más abisal. Bucearé sin descansar hasta encontrar mi verdadero hogar y entonces abriré la boca y tragaré toda el agua que mis pulmones puedan soportar y metamorfoseada en sirena soñaré con algún príncipe terrenal por el que merezca la pena dejar de nadar para volver a caminar a 10.000 km del agua con sal.
domingo, 5 de junio de 2011
La mano sobre la pared
La mano sobre la pared, aplastando los miedos del ayer. La mano sobre la pared, sujetando los sueños que no podemos perder. La mano sobre la pared, buscando, tanteando, controlando, escarbando, detectando, agonizando. La mano frente a la pared, proyectando sombras chinas algo cetrinas. La mano frente a la pared, dispuesta a fallecer fusilada antes de comer. La mano sobre la pared, justo antes del amanecer, soñando que ya no tiene sed de otro cuerpo al atardecer. La mano sobre la pared y las palabras que saltan sin red. La mano sobre la pared, aplastada por el peso de lo que no puede ser. La mano sobre la pared, sujetada por una pinza de tender. La mano sobre la pared, clavada por un alfiler. La mano sobre la pared, ya sin nada que temer, a punto de perecer.
miércoles, 1 de junio de 2011
lunes, 30 de mayo de 2011
miércoles, 25 de mayo de 2011
martes, 24 de mayo de 2011
El infierno del olvido
Olvidarte fue un infierno, pero finalmente conseguí salir incólume de entre las llamas llameantes. Creo que, por fin, te he olvidado sin olvidarte, te he borrado sin limpiarte, te he archivado sin foliarte. Ya no te veo en cualquier parte, ni salgo de noche medio desnuda para buscarte. Ya no recuerdo ni tus escasas virtudes ni tus múltiples defectos. Sólo una bruma amorfa se asocia a las desvaídas letras de tu nombre. Sólo una sombra esquiva me ronda en las noches más frías, expectante e inquietante, pendiente de su definitiva sentencia de muerte. Olvidarte fue un infierno, pero me hizo más fuerte. Sobrevivir a ti fue posible desde que empecé a creer en mí. Y ahora que nuestras miradas ya no se cruzan con estúpidas escusas, sino que buscan otros ojos más ingenuos y algo tiernos, me pregunto si alguna vez existió un universo paralelo en el que tú y yo lucháramos por nuestro amor, en el que uno fuera mejor que dos, en el que hubiera una razón para prolongar esta insoportable combustión.
lunes, 23 de mayo de 2011
martes, 17 de mayo de 2011
Helio
El globo se empequeñece cada día un poco más, a medida que el helio se fuga de su interior. Ya no vuela, sino que yace pegado al suelo, agonizante, esperando el día en que sólo sea un pedazo de plástico sin sentido ni razón alguna para no ser arrojado a la basura. Supongo que lo mismo ocurre con tu amor por mí. Se empequeñece cada día un poco más, a medida que fallecen las hormonas que provocaron su nacimiento. Ya no vuela, sino que yace pegado al suelo del tedio y la rutina, agonizante, esperando el día en que sólo sea una chispa sin sentido ni razón alguna para no ser apagada definitivamente entre las yemas de tus dedos gordo e índice. O puede que yo sea el helio que se escapa de tu interior, vaciándote, impidiéndote volar, anclándote al suelo, agonizante, esperando el día en que sólo seas uno más de los miles de autómatas que pueblan esta impersonal ciudad. Nadie especial, tan sólo un hombre gris más, de ésos contra los que luchaba Momo. Un trozo de carne sin sentido ni razón alguna para no ser arrojado a la basura. Pero, ¿cómo se impide que el helio ascienda hasta las nubes?
Mi cita del día
"Ah lector
aprenderás a mojar las aguas
con tus cejas de carcajada
o con un poco de lluvia.
Se ajetrean
los buscadores de perlas
todos ellos veteranos de guerra
vestidos desvestidos
por la compañía naviera".
Pedro Casariego Córdoba
aprenderás a mojar las aguas
con tus cejas de carcajada
o con un poco de lluvia.
Se ajetrean
los buscadores de perlas
todos ellos veteranos de guerra
vestidos desvestidos
por la compañía naviera".
Pedro Casariego Córdoba
lunes, 16 de mayo de 2011
Sudor
Sudor. Sudor que sala la piel y engrasa el pelo. Sudor mezclado con saliva y con otros fluidos corporales políticamente incorrectos. Sudor de invierno bajo el edredón. Sudor de primavera desgastando el colchón. Sudor de verano bajo la ducha. Sudor de otoño deshojando árboles de hoja caduca. Sudor de un adiós sin reconciliación. Sudor de una recaída arrepentida. Sudor de manos desbocando el corazón. Sudor de recuerdos X en la habitación. Sudor de la tensión de no volver a mezclar el ardor de tu sudor con el amargor de mi sudor.
lunes, 9 de mayo de 2011
domingo, 8 de mayo de 2011
La bomba
Hay algo dentro de mi cabeza que no va bien: una pieza que no encaja, un tornillo suelto, mil neuronas fallecidas y un aneurisma a punto de reventar. Tú lo sabes y te fascina y te sientas tranquilamente a esperar que los engranajes salten por los aires, que mi cerebro explote en mil pedazos, que mi locura salpique al mundo. Pero ¿y si nada de esto llegara a ocurrir? ¿Y si las manecillas de mi reloj interno continuaran avanzando, por muy equivocada que estuviera su hora? ¿Y si la bomba no explotara? ¿Y si tú no te quemaras? Te ríes. Lo sé. Es cierto. No me contemplas con la esperanza de presenciar mi final y el de toda la humanidad. Sólo quieres tratar de comprender el perfecto funcionamiento de un diseño completamente imperfecto, admirar el milagro de una maquinaria escacharrada avanzando en busca de la nada, cortarte con el metal de mis palabras más afiladas.
martes, 3 de mayo de 2011
La noche y el coche
Cae la noche en el coche. Sombras agazapadas en el asiento de atrás, dispuestas a devorar los cuerpos estáticos que conducen en piloto automático hasta la ciudad-dormitorio más próxima. Primera salida de la autopista. Leve toque del freno. La sexta se convierte en quinta y luego en cuarta y luego en tercera. Miradas ansiosas de más oscuridad zambulléndose en la negrura de una carretera nacional. Te perderás antes de llegar. Poco importa. Sólo querías avanzar tres metros más. Parada técnica. Mano derecha de conductor que aferra muslo izquierdo de copiloto. Minifalda arremangada. Protesta silenciada. Pierna derecha de copiloto que salta sobre la palanca de cambios para colocarse sobre el asiento del conductor. Muslos de copiloto que aprisionan piernas de conductor. Minifalda arremangada. Palidez convertida en grana. Bocas asustadas. Presión intensificada. Manos de copiloto abriendo las compuertas del piloto. Cae la noche en el coche y el vaho empaña la noche y el coche.
viernes, 29 de abril de 2011
miércoles, 27 de abril de 2011
Darkened
I’m the one that loves you in the dark, far away from light, in the middle of the stupid mass.
martes, 26 de abril de 2011
lunes, 25 de abril de 2011
Cuando termina abril
Mi nariz de cocainómana sinestésica aspira el sudor de tu hombro izquierdo, mientras tus dedos de Chopin acarician las teclas del piano de mi columna vertebral. Nuestros labios suicidas recitan versos sangrantes de poetas tuberculosos, inmortalizados por los hijos de los críticos literarios que los sepultaron en vida. Tus pulmones colapsados por el humo de mis esperanzas más vanas tosen las palabras inhaladas con el vapor de agua de primera hora de la mañana. Ya no queda nada que merezca la pena conservar. Todas las verdades se perderán sin rechistar cuando decidamos huir sin mirar atrás. Ya no queda nada que merezca la pena conservar. Sólo ese momento quemado al viento. Sólo ese instante de unión sin comunión y victoria sin rendición. Sólo tu olor y mi canción encerrada en el cajón. Sólo el adiós sin compasión cuando el sol aún no ilumina la habitación. Sólo Keats cuando termina abril. Sólo Bécquer sin clarinete. Sólo un aria sin prima donna y una obertura que se convierte en final inesperado de todo lo no recitado. Nada que merezca la pena conservar. Sólo dos almas que vuelven a naufragar.
domingo, 24 de abril de 2011
El cajón de la ropa interior
Hace frío dentro del cajón, pero la ropa interior que lo habita no sabe expresarlo con palabras. Fuera, su dueña se calienta bajo un nórdico de plumón de oca húngara, pero dentro de la cómoda no existen edredones ni mantas y las bragas y los sujetadores tiritan durante toda la noche. Antes, el tacto de sus dedos generaba una corriente eléctrica de alto voltaje que los mantenía a una temperatura caribeña durante varias semanas, pero son muchos los meses que han pasado desde la última vez en que fueron rozados por las palmas abiertas de sus manos. Ahora ella ha desterrado el negro y el rojo, los tangas y los ligueros, el raso y los encajes y sobrevive a base de bragas monacales y sujetadores prenatales; mientras, los descartados y olvidados se congelan en la soledad de la madera que controla su libertinaje y libidinosidad.
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