miércoles, 13 de noviembre de 2013

Cataclismos (IV)

Sé que acabarás conmigo, que me asesinarás sin ser consciente de estar matándome, que me destruirás sin dejar pruebas del crimen, que me reducirás a la nada en tu deseo de hacer que perdure para siempre. No me importa. Está bien volver al origen, al principio de todo, al comienzo del universo. Además, no hay delito si existe consentimiento de la víctima. Perdona por no advertirte del peligro, por no informarte de lo que está pasando, por no anunciarte las consecuencias de tus actos, pero si lo hago querrás salvarme y la única manera de conseguirlo es alejándome de ti. Quizá ni siquiera eso. Tal vez ya no haya ninguna posibilidad de salvación. Sólo se trata de decidir qué es mejor, si morir lentamente de frío o fallecer en un segundo abrasada por el sol.

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