martes, 22 de julio de 2014

Demonios (I)

Eres un espectro que se niega a abandonar la casa que habitó estando vivo. Mis lágrimas de agua bendita no consiguen evaporar tu recuerdo ni otorgar paz a tu alma errante y torturada. El peso de tu fantasma aún imprime su silueta en mi colchón. La noche fortalece la tenacidad de tu espíritu sin descanso y debilita el poder del crucifijo de mi esternón. Poco a poco penetras en mi pecho, envenenando mi corazón. No es la primera vez que tus tentáculos circulan por mis venas. Por más que recemos, ningún exorcista podrá aniquilar nuestros demonios.

No hay comentarios: