lunes, 22 de noviembre de 2010

La ira de los cielos

Hay barro en tus zapatos y lluvia sobre mis hombros. La tempestad estalló a medianoche y ninguno llevábamos paraguas para protegernos de la ira de los cielos. Tú no querías mancharte y yo no soportaba la idea de mojarme, pero acabaste metiéndote en el fango y yo calada hasta los huesos. No fue una discusión normal, ni siquiera medianamente civilizada y a ambos se nos quedó cara de idiotas al descubrir que nos habíamos enamorado de la persona equivocada. Pero, justo cuando decidimos tirar cada uno por nuestro lado, miro hacia abajo y pienso que me gustan tus Martinelli destrozados. Tú posas la vista alrededor de mi cuello y sonríes al contemplar las gotas que resbalan por mi cazadora de cuero. Sé que nadie se manchará así por mí y sabes que nadie se mojará así por ti, pero la lluvia lava el barro y el sol seca la lluvia y no queda rastro del invisible hilo de acero que nos une y nos separa.

2 comentarios:

María Se Ríe dijo...

Me gustan tus historias de amor, desamor y lluvia.

moonriver dijo...

Muchas gracias. Un honor tenerte como lectora. ;)