martes, 7 de junio de 2011

Agua con sal

Una ola gigante remueve lo que está estancado, lo agita y lo ahoga a partes iguales, lo centrifuga sin piedad y lo sala hasta la saciedad. Ya no creo en los naufragios. Sé que no estamos aquí por casualidad. Nosotros decidimos saltar por la borda y abrazarnos a la furia del mar, pero es fácil hacer una derivación de responsabilidad y culpar como siempre al caprichoso azar. Creo que esta vez no voy a gritar. Tan sólo quiero contemplar la maravillosa fauna y flora de la fosa más abisal. Bucearé sin descansar hasta encontrar mi verdadero hogar y entonces abriré la boca y tragaré toda el agua que mis pulmones puedan soportar y metamorfoseada en sirena soñaré con algún príncipe terrenal por el que merezca la pena dejar de nadar para volver a caminar a 10.000 km del agua con sal.

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