sábado, 25 de junio de 2011

Hoy he descubierto

Hoy he descubierto que una guitarra destemplada es el único instrumento capaz de imitar adecuadamente el sonido de un alma desgarrada. Aunque, para ser más exacta, debería decir que hoy he descubierto la existencia de las guitarras destempladas. Creía que las décimas de fiebre eran exclusivas de los tambores del Santo Entierro, pero supongo que también pertenecen a funerales menos santos, más terrenales, llenos de gusanos, buitres y chacales, dispuestos a roer la carne putrefacta y el tuétano de los huesos mondos y lirondos. En realidad, hoy he descubierto que todos somos muertos que vagamos por el mundo en busca de un ataúd en el que enterrar todos nuestros sueños y un poquito del dolor provocado por su idealización sin realización. O puede que tan sólo seamos ángeles pecadores, expulsados del paraíso por no atrevernos a terminar de roer la manzana de la serpiente infiel. Y escucho el rasgueo de las uñas mal afiladas hiriendo 6 cuerdas mal afinadas. Y un grito destemplado asesina la tentación de componer otra canción sin ton ni son. Porque hoy he descubierto que sin ti yo ya no soy yo y que se han detenido para siempre nuestro reloj de madera de boj y el latir de nuestro corazón de latón sin Mago de Oz.

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